La pesadilla de los biopolímeros: ¿cómo no caer en su uso?
En los últimos años se han conocido multiples denuncias de personas que han acudido a centros estéticos buscando algún procedimiento, y terminan viviendo el horror de tener en su cuerpo una sustacia llamada biopolímeros que causa graves afectaciones a la salud.
Esta sustancia, derivada del petróleo, es nociva y ampliamente utilizada para realizar rellenos y aumentar el volumen en áreas como nariz, labios o glúteos.
Aunque no existe un registro oficial del número de víctimas de biopolímeros en el país porque el procedimiento es ilegal, expertos mencionan que entre 5.000 y 10.000 personas acuden cada año a distintos centros de salud solicitando su retiro.
Es por esto que es necesario conocer cuáles son las regulaciones y normas que rigen este tipo de trabajos estéticos y cómo podemos identificar cuales procedimientos son los adecuados.
Por ejemplo, el uso inadecuado de biopolímeros ha generado complicaciones médicas graves y persistentes como la aparición de bultos, alergias, e incluso el síndrome autoinmune inflamatorio inducido por adyuvantes (ASIA), que puede ocasionar fatiga, dolor articular y trastornos neurológicos.
Según las denuncias, el modo de operar sería ofreciendo falsamente la aplicación de vitamina C y colágeno, que terminan siendo biopolímeros. Muchos afectados experimentan no solo el impacto físico del daño a la salud, sino también el trauma emocional asociado.
El polimetil siloxano, un componente crucial de los biopolímeros, se usa desde el año 1.900, inicialmente para tratamientos en pacientes con labio o paladar hendido. Sin embargo, más de 100 años después de aplicarlo, se ha revelado que estos materiales presentan complicaciones que van más allá de lo previsto.
Aunque al principio se creía que estos biopolímeros no causaban ninguna reacción, la realidad es no son adecuados para interactuar de manera segura con sistemas como el cuerpo humano, proceso conocido como “biocompatibilidad”. Pero además tampoco son biodegradables, es decir que la sustancia no cuenta con estas dos características que son esenciales para el uso seguro en procedimientos médicos.
A pesar de su uso en la estética, desde 1991 los biopolímeros no están aprobados para fines médicos debido a las complicaciones médicas que conllevan, pero la realidad es que en el mercado se siguen ofreciendo sustancias inyectables para mejorar la apariencia.
Por lo anterior, a mediados de agosto de este año se sancionó la Ley 2316, que establece sanciones para los profesionales que utilicen sustancias no adecuadas o vinculadas a complicaciones, lo que ha marcado un hito en la regulación de estos procedimientos en el país.
El médico cirujano Ricardo Botache Pinzón, de la Universidad Nacional de Colombia, explicó que las complicaciones derivadas del uso de biopolímeros pueden ser locales o sistémicas, inmediatas o tardías.
“Las inmediatas pueden ir desde reacciones locales como la aparición de eritema, que es el enrojecimiento de la piel, hasta modulaciones, pigmentación de la piel –conocida como discromías–, y también se pueden presentar complicaciones más sistémicas como el agotamiento, la caída del pelo, afecciones renales y fiebre”, precisó.
Pero también hay quienes presentan síntomas molestos como sudoración excesiva, y con el paso del tiempo pueden ver y sentir cómo aparecen bajo la piel pequeños bultos, señal que motiva a muchos a acudir al médico.
No caiga en el engaño
Para no caer en el uso de biopolímeros camuflados en falsos tratamientos, el doctor Botache recomienda que “para prevenir complicaciones es importante consultar a profesionales certificados y evitar lugares no habilitados. Revisar la hoja de vida del profesional que realizará el procedimiento, y siempre debe haber un especialista encargado de hacer el diagnóstico”.
Además señaló la importancia de consultar a un especialista en caso de sospecha, quien probablemente guiará al individuo hacia un equipo multidisciplinario compuesto por cirujanos plásticos, reumatólogos, infectólogos y psicólogos.
“Se pueden realizar estudios con imágenes diagnósticas como resonancias, o también ecografías, que son más ágiles y permiten detectar signos como nodulaciones, similares a una tormenta de nieve. Luego, en caso de confirmar la presencia de biopolímeros, se establece un plan de tratamiento personalizado”.
*Con información de la Universidad Nacional.