Desconecte a sus hijos de las pantallas durante las vacaciones y garantice una salud visual, auditiva y cognitiva
Llegan las vacaciones y con ellas la preocupación de cómo aprovechar sanamente el tiempo libre y no recaer en la dependencia a dispositivos tecnológicos, por esto, la Universidad Nacional ha dispuesto algunos consejos para promover una desconexión sana.
Limitar el tiempo de exposición de niños y jóvenes a las pantallas permitirá brindarles alternativas como hacer actividades al aire libre, en la medida de lo posible, y que impliquen actividad física.
Se ha demostrado que el sobreuso de pantallas en dispositivos electrónicos como computadores, celulares y tabletas estaría teniendo impactos negativos en la salud visual, auditiva y cognitiva de los niños y jóvenes.
La fonoaudióloga y psicóloga Judy Costanza Beltrán Rojas, coordinadora clínica y terapéutica del Centro de la Comunicación Humana de la Facultad de Medicina de la UNAL, señaló que “el sobreuso de pantallas ha generado menos curiosidad, autocontrol y estabilidad emocional, sobre todo, en los niños”.
“Ellos son los más sobreexpuestos a dispositivos electrónicos, por lo que estudios realizados durante la pandemia –cuanto se aumentó esta situación– evidenciaron que habilidades cognitivas como la curiosidad y creatividad han ido disminuyendo”.
En esta población también se encontró el doble de probabilidades de presentar ansiedad y depresión, además de un menor bienestar emocional y mayor dificultad para hacer amigos y terminar tareas.
Hasta los 17 años es la edad crítica en los adolescentes, ya que se genera una adicción y una necesidad de recibir estímulos por medio de las pantallas.
A nivel físico esta problemática se refleja en el sobrepeso por que los niños hacen menos actividad física y reducción de la tasa de metabolismo por la exposición a las pantallas. Por otra parte, también mostrarían una mayor irritabilidad, bajo estado de ánimo, pobre desempeño escolar, inactividad y menor atención.
Por ejemplo, en niños entre los 2 y 5 años lo recomendado es una hora al día con programas de calidad. Los de 6 años no deberían estar conectados porque la principal fuente de información es la primera fuente, es decir sus padres y su familia.
“Así, en estas vacaciones lo ideal es irles disminuyendo el tiempo en pantallas, pero poco a poco, además de vigilar sus comportamientos sedentarios y cambiar el uso de pantallas por actividades al aire libre, con contacto con la naturaleza y que les implique movimiento”.
Límites y confianza deben ir de la mano
Es necesario establecer horarios y rutinas para el uso de dispositivos electrónicos, privilegiando el movimiento y el juego no estructurado, y para eso se deben revisar cuáles con las opciones para el ocio y el tiempo libre en casa.
“Los más chicos nunca deben navegar solos en internet, y si por alguna razón sucede, enseñarle a pedir ayuda si algo les asusta. Así mismo, el acceso a la tecnología no se debe manejar de forma ambigua, es decir, el límite no puede depender de lo molesto o felices que están los cuidadores con los niños, sino que debemos ser referentes y el ejemplo”.
La profesora Duque señala que la etapa de los 6 a 12 años es la mejor para fortalecer la comunicación con la familia, y es cuando los adultos son los referentes.
“En esta etapa es fundamental revisar cómo están los vínculos con los niños y qué errores se deben corregir en caso de que se hayan tomado decisiones equivocadas. Sin embargo, a medida que van creciendo, los vínculos sociales se van dando por medio de las redes, así que es importante enseñar las habilidades que van a necesitar para navegar seguros en internet, qué tipo de contenidos y para qué les serán útiles”.
De los 12 a los 18 años, se presentan situaciones de inseguridad y hay una gran plasticidad cerebral. En esta etapa las pantallas y la tecnología les ofrece una vida social que a veces se les niega, por lo que se debe tener cierta consideración, sin embargo se debe evitar la alteración de los horarios de sueño, de escuela y demás procesos educativos.