Ciudadanos no comprenden los 12 puntos de la consulta popular
A través de un video en redes sociales una joven expuso a los manifestantes.
Escrito por: Manuela Bolívar
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En un video compartido en redes sociales, varios ciudadanos fueron interrogados sobre la consulta popular laboral impulsada por el Gobierno de Gustavo Petro. El resultado es preocupante: desconocen los temas, confunden reformas y, en algunos casos, ni siquiera sabían que se está promoviendo una consulta.
“¿Usted sabe cuáles son los puntos?”, preguntó la entrevistadora. Nadie respondió con certeza. Algunos balbucearon respuestas inconexas, mencionando “la salud” o “la pensional”, sin saber que la consulta se enfoca exclusivamente en una reforma laboral que plantea cambios estructurales en derechos como la jornada diurna, estabilidad reforzada, tercerización, entre otros.
La mayoría respondió entre risas nerviosas y frases evasivas: “Me da pena decirle que no. No lo sé. Pero qué carajo, no me importa, yo creo en el pueblo, así de sencillo”. Una mujer afirmó que lo más importante eran “las comisiones laborales”, sin explicar a qué se refería.
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El video, que ya circula ampliamente, exhibe lo que muchos temían: una ciudadanía sin información suficiente, en un país que sigue apostando a reformas estructurales a través de mecanismos que pocos entienden y aún menos valoran.
También hubo espacio para la desconfianza institucional. La joven recordó el escándalo de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD): “Aquí se robaron la UNGRD… en este gobierno”, dijo, mientras la respuesta fue “tiene que mostrar pruebas fundamentadas”.
El desinterés por la política y la banalización del debate se evidencian en frases como: “Todo el mundo toma café, entonces todo el mundo es drogadicto”, en referencia a las polémicas declaraciones del canciller Álvaro Leyva sobre el presidente Petro.
La consulta popular laboral, que pretende legitimar mediante el voto ciudadano un conjunto de propuestas que no logró tramitar en el Congreso, se enfrenta a un escenario adverso: apatía generalizada, falta de pedagogía y una profunda desconexión entre la gente y las reformas que dicen representarla.
Aún no hay claridad sobre cuándo se llevaría a cabo esta consulta, ni cómo se garantizará una participación informada. Lo que sí está claro es que, si el nivel de desconocimiento persiste, el Gobierno podría estar gastando miles de millones en una jornada sin eco ciudadano, convertida en un costoso ejercicio simbólico más que en una herramienta real de democracia participativa.