Nuevos detalles del feminicidio de Michel Dayana a manos de un ibaguereño
El ibaguereño Harold Echeverry, condenado a 47 años de prisión por el feminicidio de Michel Dayana en Cali, reveló nuevos detalles del asesinato de la menor.
Las confesiones las realizó en el programa Conducta Delictiva, en el que contó, según él, cómo ocurrieron los hechos y en el que confesó que estuvo en Ibagué mientras intentaba huir de la Policía.
"Yo paro y entro a una panadería al frente de la Policía, donde te digo que presté el servicio allá en la 21, frente al Terminal, y yo llego allá, cerca al Parque Galarza, y unas muchachas de la panadería me reconocen", contó.
Y agregó: "yo dije bueno, si estas muchachas a mí se me van a venir a quererme atrapar con los de aquí porque hay una recompensa de $200 millones, dije: les va a ir muy mal, van a querer dinero y van a terminar perdiendo la vida".
Asimismo, aseguró que su plan para asesinar a quienes se interpusieran en su escape iba a ser producto del miedo que le generaba la persecución judicial.
"Uno no puede querer atrapar a una persona cuando está asustada porque te va a atacar. Yo dije: si me rodean va a ser peor la tragedia", aseveró.
Seguidamente, narró que, al ver que las mujeres llamaron a la Policía, huyó hacia Arkaniza, lugar donde vivió por algunos años.
"Yo vi que las patrullas empezaron a revolucionar por toda esa zona. Y dije: ¿será que me entrego? ¿Le tumbo la moto a un policía de esos y le digo que yo soy fulano? ¿Paro a una patrulla y me subo al platón para que me lleve a la estación y le digo que soy fulano? Pero en el momento no me entregué porque estaba armado y me van a meter porte, peor dolor todavía", aseveró.
Acto seguido, se dirige hacia Chicoral, Tolima, donde su abuelo fue distribuidor de mercancía, de acuerdo con Echeverry.
"Tenía gente conocida allá. Me dieron hospedaje y cuando las noticias salía que Harold Echeverry el monstruo de Cali, y me dijeron que ahí tampoco podía estar", dijo.
"Me metí a una iglesia cristiana porque quería estar tranquilo y hablar con Dios y pedirle perdón. El pastor me dio comida, se llama Abel, y él no sabe quién soy yo. Quería entregarle el arma y decirle que se la entregara a la policía, pero él me iba a decir quién es usted y de pronto muy pastor y todo con una recompensa de $200 millones se le daña el corazón", añadió.
Siguió su camino y se fue hacia el municipio de Flandes, donde permaneció poco tiempo y continuó su recorrido hasta llegar a Villavicencio, lugar en el que fue capturado finalmente.
"En Villavicencio hablé con una muchacha que me reconoció, y mandó fotos a la Policía. Me capturaron allá", concluyó.