Bastaron dos meses de relación para que feminicida se obsesionara con la víctima: Fiscalía
El domingo 5 de mayo, entre las 9:30 y 10:00 de la noche, mientras se encontraba en su residencia, Sandra Lucero Ramírez Villamil falleció a manos de su excompañero sentimental quien le disparó en la cabeza causándole muerte de manera inmediata.
Cuatro días después de conocerse este caso de feminicidio, las autoridades revelaron detalles de lo que llevó a que Diego Fernando Morales Molina a acabar con la vida de su expareja.
La víctima
Sandra Lucero Ramírez, de 44 años, se dedicaba al alquiler de habitaciones en su residencia ubicada en el barrio Los Nogales donde ella también vivía.
Allí, a mediados del 2018, llegó a la residencia Diego Fernando Morales Molina quien para la época trabajaba como vigilante en un sector de la ciudad. Viviendo en el lugar inició una relación con Ramírez, la cual duró dos meses.
Durante ese tiempo, Sandra vivió un verdadero tormento a causa de los celos infundados de Molina, los que la llevaron a querer terminar su noviazgo. Diego se obsesionó con ella, pues no aceptó la ruptura.
Según información de la Fiscalía, el ahora detenido amenazaba constantemente con quitarse la vida si ella no regresaba con él. Tras la insistencia, en una oportunidad, se encerró en su habitación y accionó el arma de fuego para hacerle creer a la víctima que se haría daño.
Este hecho hizo que Sandra retomara su relación con él, que duró hasta diciembre del año anterior. La ruptura se dio porque, en medio de una celebración familiar, Molina golpeó a Ramírez.
Para esa fecha, con la ayuda de la Policía Metropolitana de Ibagué, Sandra logró que Diego Fernando desalojara la residencia.
Sin embargo, esto no fue suficiente. Él aún continuaba las persecuciones y el maltrato psicológico. Durante la investigación, se pudo corroborar que Morales Molina, en varias oportunidades, le enviaba mensajes intimidantes; en estos les decía que si no regresaba con él, no sería para nadie más.
El asesino le enviaba conversaciones que tenía con su madre donde le manifestaba que estaba sufriendo por una mujer. Junto a estos mensajes también anexaba noticias de casos de feminicidios ocurridos en la ciudad.
Además, le reclamaba cada vez que la observaba hablando con hombres o mujeres porque creía que estaba saliendo con otra persona.
La Fiscalía afirmó que Diego, tras quedar desempleado, se dedicaba a perseguir a su víctima grabando y fotografiando los lugares que recorría.
Día de los hechos
A las 11:00 de la mañana del 5 de mayo del 2019 Diego Fernando Morales Molina, de 38 años de edad, llegó hasta la residencia de Sandra Lucero Ramirez Villamil.
En este lugar Morales observó que su ex pareja salía con un hombre en una moto. El acompañante era uno de los inquilinos de la víctima que fue identificado como Robinson Vargas.
Al ver esa escena, los celos enfermizos de Morales hicieron que le reclamara en un establecimiento comercial a Vargas. Allí le cuestionaba por la relacion con “su mujer”. Vargas ignoró el reclamo.
Sobre las 9:30 de la noche Diego Fernando regresó a la residencia y vio que Robinson estaba ingresando su motocicleta a la residencia de Sandra. En ese momento, le dispara, con su revólver calibre 38. Momentos después hace lo mismo con Ramírez.
Luego de cometer los hechos, huye del lugar y se esconde en una zona boscosa. Así, se deshace del arma de fuego una bolsa en el solar de una de las residencias del barrio La Libertad.
Robinson, de 37 años de edad, fue trasladado de manera inmediata a un centro asistencial donde, según el parte médico, presenta muerte cerebral mientras que Sandra perdió la vida de manera instantánea.
Delitos
La Fiscalía señaló a Diego Fernando Morales Molina de los delitos de Feminicidio agravado, homicidio tentado agravado, tráfico, fabricación y porte de arma de fuego.
El indiciado no aceptó los cargos, pese a que en una entrevista radial aceptó la autoría del crimen.
La Fiscalía pidió que se enviará a Morales Molina al centro penitenciario de Picaleña, dado que ya tenía otros antecedentes de acoso.
El primer caso fue hacia Maria Cristina Navarro con quien llevaba siete años casado y había tenido un hijo.
El informe de la Fiscalía explica que María Cristina tuvo que huir de su casa, en el municipio de Armero Guayabal, hasta Mariquita debido a los maltratos de Morales.
Por esta razón, el Juzgado Quinto Municipal avaló la solicitud de la Fiscalía y envió a Morales al centro de reclusión de Picaleña.