Restaurante de la UT: de los pocos lugares donde se puede almorzar con $800
Aunque comer fuera de casa cada vez es un lujo más grande para los colombianos, aquellos que adelantan sus estudios en la Universidad del Tolima tienen la oportunidad de contar con uno de los restaurantes más baratos de todo el país.
Centenares de estudiantes de Ibagué pueden acceder a desayunos, almuerzos y cenas con el mismo dinero que se podría utilizar para comprar un lapicero: $800.
De acuerdo con Diego Polo, vicerrector de Desarrollo Humano de la Universidad del Tolima, el restaurante universitario tiene por característica, además de ser de los pocos que existen en el país, ofrecer los platos de comida más amigables para la economía de los estudiantes.
“En algunas universidades que hemos podido mapear, los restaurantes se han convertido en cafeterías. Lo que significa que los almuerzos que ofrecen tienen precios enormes como, por ejemplo, de $8.000 para un chico de universidad pública, algo que no tiene sentido”, señaló Polo.
Y agregó: “la tendencia es a que las universidades no se meta en problemas con los restaurantes, por lo que los terminan tercerizando como sucedió con las universidades Surcolombiana, del Quindío, o la Tecnológica”.
Esto se debe a que, para garantizar más de 1.500 platos diarios de comida y de manera continua de lunes a viernes, se generan serios retos en materia de sostenimiento.
A pesar de las dificultades, las tarifas de este espacio le han hecho más fácil a los estudiantes, especialmente a aquellos que vienen de entornos más vulnerables, el no tener que escoger entre comer o invertir ese mismo dinero en pasajes, fotocopias, arriendo, entre otros.
Para garantizar un módico precio - en un contexto donde hay aumento generalizado del precio de los alimentos en el país - el vicerrector argumentó que es necesario recurrir a recursos de la misma universidad y, principalmente, del Gobierno Nacional.
“Además, estamos buscando que nuestros propios productos se compren aquí. Por ejemplo, la granja de la UT produce el pollo que se usa aquí como insumo; algo que queremos extender a otros elementos orgánicos”, añadió Polo.
Aparte de las personas de estrato uno y dos que -por más de una década- se han beneficiado de estos servicios, entre los planes de la Universidad está el ampliar la cobertura y lograr que los mismos trabajadores de planta se puedan beneficiar.
Criticado por muchos por la forma de asignar los cupos, tanto estudiantes como directivos coinciden en perpetuar este espacio para que no se termine convirtiendo, por falta de dinero y voluntad, en un simple recuerdo.