Reconocido concesionario tolimense expande su operación a seis ciudades del país
Empezar una empresa puede significar dos cosas: quedarse observando cómo los grandes crean sus imperios, o convertirse en una de ellas y construir el propio. La empresa tolimense Simotor eligió trabajar por la segunda opción.
Y es que si usted aún no sabe de qué empresa le hablamos, déjenos darle una pastillita para la memoria. Seguramente, si es de Ibagué, se acuerde de ella con su antiguo nombre: SIDA S.A.S., un concesionario fundado por el empresario Santiago Meñaca en 1954, hace 69 años.
Tranquilo, sereno, trabajador y, curiosamente, apasionado por la velocidad, Meñaca logró levantar su propia empresa, la misma que, años más tarde y con la tercera generación de su familia a cargo, se ha ganado un merecido puesto en el mundo automotriz.
Tal es su éxito que, después de mucho trabajo, dedicación, subir y bajar, la oportunidad de expandirse por seis grandes ciudades del país tocó a su puerta.
“Fuimos seleccionados para vender nuestra línea de Massey Ferguson (maquinaria agrícola) en muchas más zonas. Nosotros hoy en día estamos abriendo sedes en Villavicencio, Yopal, Bucaramanga, Cali, Bogotá y Medellín”, contó a EL OLFATO Julián Gómez Meñaca, gerente General de Simotor.
Por si se preguntan por qué cambió repentinamente el nombre de la compañía con la expansión, la respuesta es sencilla: desde hace un tiempo, se atribuyó la palabra SIDA a una enfermedad de transmisión sexual, por lo que, al escucharla, ya no se relacionaría con el concesionario, sino con la enfermedad.
“Esto hacía que llegar con nuestro nombre anterior, que era SIDA, fuera un poco difícil, pues digamos que previmos algo de resistencia a nuestro nombre, a pesar de que en el Tolima Grande aún hablar de SIDA es muy común, y primero se piensa en el concesionario antes que en la enfermedad. Pero en las zonas en donde no nos conocen iba a ser un poco más difícil”, precisó.
El gerente general manifestó que: "a puertas de cumplir 70 años con una tercera generación liderando la compañía y una expansión, que es un punto de inflexión donde vamos a marcar un nuevo capítulo en nuestra historia, decidimos cambiar de SIDA a Simotor".
El nuevo nombre, según explicó, hace referencia a su positivismo frente a los nuevos retos con el “si”, y “motor”, porque siempre han estado envueltos en el negocio de los motores con sus vehículos, tractores y cosechadoras.
Por fortuna y pese a la adversidad, siguen siendo “el salmón contra la corriente”, como dice Julián, pues con la expansión viene la subienda, pero no de peces, sino de personal, pues se generarán cerca de 200 empleos.
“Estamos incrementando nuestra planta en un número muy considerable, pero, como siempre, enfocados en el futuro, en una operación exitosa y en atender a nuestros clientes de la mejor manera”, mencionó.
Y, aunque el futuro económico del país es incierto y preocupante para Julián y sus primos, siguen trabajando para cuidar su legado familiar, ese que, hoy en día, vería con mucho orgullo su abuelo Santiago.
“Ahora nos encontramos con unos niveles de inflación altos y, por consiguiente, las tasas fueron subidas por parte del Banco de la República, así como en las instituciones financieras comerciales. Esto ha hecho que el apetito por la adquisición de vehículos como carros o maquinaria agrícola se vea mermada”, señaló.
Definitivamente, la inflación de la que habla el gerente ha hecho que tengan que realizar grandes sacrificios por mantenerse a flote en el negocio.
“Estamos haciendo grandes esfuerzos ofreciendo bonos de descuento, sacrificando nuestro margen, pero necesitamos que la industria sea mucho más dinámica”, aseveró.
De igual forma, indicó que siguen trabajando con todas las entidades financieras, pero se enfocan en aquellas que les dan mayores beneficios y facilidades a los clientes que buscan un crédito para comprar su vehículo.
Sin embargo, pese a las complicaciones, los Meñaca se sienten orgullosos y satisfechos de su trabajo en la empresa.
“Yo creo que venir a trabajar pensando en que debemos continuar esa historia es lo que más nos motiva a mí y a mis primos. Sabemos que mi abuelo está riéndose de felicidad y de alegría desde donde esté. Nos acompaña, nos mira y nos guía por el mejor camino posible”, concluyó.
Continuar con la empresa familiar significa una cosa para Simotor: ser parte de los grandes y crear, a base de amor, su propio imperio.