La voluntad cruza fronteras: la francesa que alimentaba a niños vulnerables en Ibagué
La vida no deja de dar sorpresas. Jacqueline Lebolloc, de nacionalidad francesa, conoció la Fundación Semillas de Esperanza de Ibagué en 2012 y decidió apoyar esta causa, demostrando que la voluntad cruza fronteras.
Rocío Lizcano Sanabria fue la encargada del nacimiento de esta fundación, que se encuentra ubicada en el barrio Yuldaima, y recibe actualmente a 55 niños de familias vulnerables.
Gracias a la mujer extranjera, Rocío pudo crear un pequeño y amoroso comedor comunitario, para darle alimento a los hijos de mujeres cabeza de familia y recicladores de este y otros barrios cercanos.
“Jacqueline Lebolloc se enamoró de este proyecto. Tanto así que compraba artesanías, comida y postres colombianos para venderlos en Francia, recolectar dinero para enviarlo y ayudarnos con el comedor”, expresó la directora de la fundación.
Este, sin lugar a dudas, fue el ángel que necesitaba Rocío y Semillas de Esperanza para unir fuerzas y sacar adelante este proyecto.
"Para nosotros ha sido una alegría muy grande que una persona de otro país, que no venía continuamente acá, se preocupara y ocupara de las dificultades que pasan los niños", contó.
Sin embargo, la fundación recibió un duro e inesperado golpe. En septiembre del 2021 Jacqueline falleció, y las personas que colaboraban junto a ella desde el otro continente, decidieron no seguir apoyando el proyecto.
A pesar de ello, hizo honor al nombre de su fundación y no perdió la esperanza. Tampoco las ganas de ayudar a los niños que se beneficiaban del comedor comunitario y, por eso, ha recurrido a varias alternativas para seguir financiando el proyecto.
Una de las opciones es el plan padrino, el cual consiste en que una persona externa apoye y patrocine a un niño con la alimentación en el comedor y otras donaciones.
"De los 55 niños que hay actualmente, sólo 15 tienen padrinos, así que para los 40 restantes nos toca conseguir el dinero y el apoyo con otras actividades", indicó.
"Recibimos mercado, dinero para comprar comida para el resto de niños o suplir los gastos de los servicios", aseguró Rocío.
Asimismo, la fundación también busca aportar a la educación y recreación de estos niños, manteniéndolos en un lugar seguro y creativo. Es por eso que Semillas de Esperanza también tiene las puertas abiertas a voluntarios que quieran colaborar con las diferentes actividades que allí se realizan.
"Las personas que quieran ser voluntarios, pueden venir y dar clases de inglés, de pintura, charlas psicológicas. Pueden ayudar en el comedor, a preparar la comida, a acompañar a los niños, lo que ellos quieran", finalizó.
Rocío y su fundación, quieren seguir sembrando esperanza en la vida de niños y familias vulnerables. Por esa razón, hacen un llamado a los ciudadanos para sumarse a esta linda causa.
Si usted desea apoyar a este proyecto solidario o vincularse a la fundación, puede contactarse con Rocío Lizcano al 314 235 7421 - 311 468 6061 y aportar su grano de arena.