
La tienda de Ibagué que se convirtió en cantina y tiene desesperados a sus vecinos
Licor, riñas y ruido: la comunidad del conjunto Yacaira denuncia afectaciones y exige intervención urgente de la Administración Municipal.

Escrito por: Natalia Reyes
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La tranquilidad del conjunto residencial Yacaira, ubicado en la carrera Séptima con calle 68 en Ibagué, se ha deteriorado debido al cambio de una tienda residencial en un punto permanente de consumo de licor.
Así lo denuncian sus habitantes, quienes aseguran que han agotado todos los mecanismos legales para frenar lo que describen como una “cantina” en medio de una zona residencial, la cual genera ruido constante, inseguridad y afecta la convivencia, especialmente de adultos mayores y niños.
Claribel Castillo Serna, representante legal del conjunto, expresó su frustración y exigió la intervención urgente de las autoridades locales.
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“La gente llega a beber desde muy tempranas horas de lunes a domingo. Hemos hecho todo lo que legalmente debe hacerse, he ido ante las entidades oficiales, ante la Policía, la Curaduría, la Procuraduría, todo lo que es de ley. Lamentablemente, siempre que la Policía viene me dice: tienen permiso de suelos, de venta de licores, algo que la verdad no he podido entender por qué dan esos permisos sabiendo que esto es un conjunto residencial”, manifestó.
Asimismo, Castillo afirmó que el establecimiento incumple el reglamento de propiedad horizontal y el manual de convivencia, pues originalmente fue aprobado para operar como una tienda de abarrotes.
“En este conjunto tenemos un local que bajo el reglamento de propiedad horizontal y del manual de convivencia, está para una tienda residencial, venta de abarrotes, pero lamentablemente desde hace un tiempo esto lo cogieron como una cantina”, manifestó.
Según la denunciante, los organismos de control han justificado la operación del local con permisos de uso de suelos y venta de licor, lo que ha generado más preguntas que respuestas entre los residentes.
“Yo no he podido entender por qué dan esos permisos sabiendo que esto es un conjunto residencial, y no un centro comercial”, cuestionó, expresando que cada gestión termina “dilatada” y sin resultados efectivos.
El local en cuestión es propiedad de Edgar Rodríguez y es administrado por la inmobiliaria Portafolio. Según Castillo, se está intentando finalizar el contrato con quienes operan el negocio, pero el proceso ha resultado complejo y lento.
“Lamentablemente no hemos podido hacer que cierren esto. El dueño del local se lavó las manos bajo el poder que le dio a la inmobiliaria que administra el inmueble y es con ellos que hemos estado tratando de terminar este contrato, porque vuelvo y les digo, esto en el reglamento está para una tienda residencial, no para una cantina, que fue lo que convirtieron este local en una cantina donde la gente llega a beber desde las 7:00 de la mañana”, indicó.
Y agregó: “También para los residentes que están sufriendo el tema del ruido. Especialmente la torre que queda al lado del local ha sufrido bastante con ese tema, las personas que llegan a decir groserías, a levantar la voz, las tres, cuatro, cinco horas que estén ahí, la verdad es algo muy complicado que estamos viviendo aquí en el conjunto”.
Asimismo, Jairo Ortegón, uno de los propietarios, explicó que muchos de los vecinos inmediatos son adultos mayores.
“En el primer y segundo piso viven personas mayores de 80 años, de la tercera edad. Esto está afectando su descanso. Las personas llegan embriagadas, ponen música a todo volumen desde los carros, abren los baúles y ahí queda uno, no puede ver televisión, no puede hablar tranquilamente, el ruido es bastante fuerte”, aseveró.
Además del ruido, los residentes relataron comportamientos inapropiados que atentan contra la tranquilidad y la seguridad del conjunto. Desde el uso del shut de basuras como baño público hasta comentarios groseros dirigidos a menores de edad que compran en la tienda.
“Hemos hecho muchas gestiones para tratar de arreglar este problema, pero las autoridades no nos han colaborado. Está prohibido vender licor dentro del conjunto y, sin embargo, los mismos residentes van, toman dentro del conjunto y utilizan los baños del salón comunal o si está cerrado, van al shut en donde se colocan la basura para hacer sus necesidades. Muchos de ellos están tomando bebidas alcohólicas y hacen comentarios de los niños que llegan a comprar algo. Es un peligro porque pueden atacar un niño”, comentó Ortegón.
Jessica González, otra residente afectada, lamentó el impacto de la situación sobre su familia.
“Tengo dos niños de 9 y 4 años. Salimos un domingo a pasear el perro y había botellas por todas partes. Mis hijos me preguntaron: ‘Mami, ¿así huelen las cantinas?’ Al ver este desorden, ver personas borrachas, a veces con malas palabras hacia mí, vulgares, no es agradable”, relató.
González también expresó su tristeza por el deterioro del ambiente en el conjunto, donde según ella, la mayoría de habitantes son personas mayores.
“Me entristece que el conjunto que tanto quiero esté pasando por esta situación. Aquí se presentan riñas, hay bulla desde temprano, uno va al gimnasio y ya ve personas borrachas. Me gustaría que se pusieran la mano en el corazón y se dieran cuenta que este conjunto merece el respeto, el sueño de las personas y que esto no es una cantina. La tienda sería muy agradable que fuera para vender comestibles, no para vender licor”, agregó.
La respuesta del comerciante: “Esto es una campaña de desprestigio”
Consultado por EL OLFATO, César Ortiz, dueño del establecimiento señalado por los residentes del conjunto Yacaira, rechazó de forma tajante las acusaciones en su contra y aseguró que lo que existe es una disputa personal promovida por un pequeño grupo de vecinos.
“Es más bien una carrera de desprestigio al negocio, ya que los permisos de venta y consumo de licor y tabaco están en el uso de suelos entregados por la Alcaldía”, afirmó.
Ortiz defendió la legalidad del establecimiento, asegurando que cuenta con toda la documentación en regla. No obstante, cuando este medio le solicitó los soportes que acreditan dichos permisos, el comerciante no los entregó.
Los vecinos del conjunto Yacaira piden a las autoridades locales una revisión urgente de los permisos otorgados al establecimiento, así como acciones efectivas para devolver la tranquilidad al sector.