La historia de un habitante de calle al que un disparo lo reencontró con su familia en Ibagué
En ocasiones, tocar fondo es el impulso para salir de nuevo a la superficie. Una afirmación que le cae como anillo al dedo a Oswaldo, un bumangués que se convirtió en habitante de calle en Ibagué y a quien una bala lo volvió a acercar a su familia.
Seguramente, se están preguntando cómo de un disparo pudo salir algo bueno, pero la respuesta a esta pregunta llegó cuando este hombre, de 29 años, se reencontró con su hermana, después de 36 meses.
"Llegué hace tres años acá a Ibagué para recolectar café con mi padre y mis hermanas, pero tuvimos una discusión familiar y terminé en la calle", contó.
Y añadió: "Caí en la droga y todo ese tiempo estuvimos separados. Ellos sin saber nada de mí y sin yo saber nada de ellos".
Las calles de la ciudad se convirtieron en su casa, pero su hogar se había desvanecido entre las drogas, el humo, las malas amistades, el hambre y el frío.
"Fueron años de sufrimiento en la calle, indigente, sucio, aguantando hambre, frío, sueño. Mi vida con mi familia era muy buena. Tenía todas las cosas que necesitaba, por las que yo mismo me esforzaba también, y cambiar de la buena vida a la mala es algo duro", lamentó.
Y cuando Oswaldo habla de mala vida se refiere a las situaciones desagradables por las que nadie quisiera pasar, pues gracias a ellas se ganó unos cuantos enemigos, unos que -curiosamente- lo volvieron a acercar a su familia.
"Recibí un impacto de bala en la cara, debido a enemigos que tengo, venganza. Pero bueno, no pudieron quitarme la vida, gracias a Dios, y eso es lo importante", aseveró.
En este punto de la historia es cuando en el cielo gris se empieza a divisar el arcoíris, o al menos, eso significó la llegada de su hermana a aquella habitación de hospital.
"Cuando me hospitalizaron aquí, la trabajadora social se pudo comunicar con mi familia y ahora estoy aquí con mi hermanita, gracias a Dios", señaló alegre.
Este reencuentro inesperado lo hizo creer para ver, ya que, al estilo del ave Fénix, revivieron entre las cenizas sus ganas de salir adelante.
"Después de esto, quisiera terminar mi estudio en la gastronomía, que es lo que me gusta. Me gustaría aprender de pastelería, me encanta mucho", aseguró.
“Quiero empezar una vida nueva. Voy a ir a reencontrarme en Bucaramanga con mi madre y con toda mi familia. Mis hermosos sobrinos, mi abuelita y con mis hermanos que los quiero volver a ver”, dijo.
Es por esto por lo que Oswaldo y su hermana buscan apoyo para llegar hasta la “ciudad bonita”, a 515.8 kilómetros de Ibagué, para volver a su hogar.
“Necesitamos apoyo. No tenemos recursos económicos suficientes para llegar hasta allá. Mi hermanita llegó acá porque la trajeron, pero nosotros somos pobres. Entonces le agradecemos a la persona que nos desea apoyar, que nos colabore con cualquier cosita para poder facilitar nuestra llegada otra vez con nuestra familia”, concluyó.
Esta es la muestra de aquella frase que dice que el aleteo de una mariposa puede ocasionar un huracán, pero, en este caso, no hubo mariposas ni huracanes, sino una caída libre cuyo golpe, por suerte, no lo mató.
Si usted desea ayudar a Oswaldo y a su hermana reencontrarse con el resto de su familia, puede hacerlo comunicándose al 3170728733.