La docente ibaguereña que usa la música y literatura para el aprendizaje
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Algunas creencias populares, aseguran que todas las personas están destinadas para algo y nacen con un don especial. En el caso de Natalia Sandoval, su destino lo encontró en un aula de clases.
Ella es una ibaguereña que trabaja en el Liceo Colombia, donde día a día entrega su corazón al aprendizaje de cada uno de los niños de sus clases.
Su historia en la educación empezó por una experiencia personal, cuando estudiaba su primaria en el Liceo Eugenio Pacheli y tuvo la posibilidad de ser parte de grupos de ballet, coro y pintura, con profesoras inspiradoras.
"Decidí la docencia porque siento que es una profesión que me permite generar vínculos, ayudar y acompañar la infancia, que realmente es el grupo poblacional que me genera mucha pasión", explicó la docente.
Su profesión le permite explorar habilidades y ayudar a desarrollarlas en los niños y niñas. Por ello, se dedica a crear canciones, hacer teatro y escribir literatura.
"Yo siempre decía que quiero generar espacios para que muchos niños y niñas sientan que pueden ser ellos, donde pueden crear y confíen plenamente en sus capacidades", aseguró.
Según sus estudiantes, Natalia es una profesora muy alegre, que tiene metodologías que facilitan el aprendizaje y siempre está preocupada por el prójimo y el medio ambiente
"En los momentos más tristes ella nos acompaña y ayuda. Por ejemplo, cuando estamos en evaluaciones y perdemos, nos dice: 'que sigamos adelante, que eso es una etapa de la vida, y mientras aprendemos nos hace juegos, canciones y dinámicas muy divertidas'", resaltó Juan Steven, estudiante.
La mayoría de sus alumnos resaltan sus metodologías y el amor que les hace sentir por el aprendizaje y por ella.
El impacto que genera su trabajo se debe a la innovadora metodología que, junto al Liceo Colombia, han implementado en las aulas.
"Este es un espacio pequeño, en una esquina pequeña de la ciudad, pero se hacen grandes cosas para que los niños y niñas generen conciencia por el cuidado del agua, del medio ambiente, y por los grupos poblacionales, indígenas y campesinos", dijo.
Una de las principales estrategias es generar un espacio de protección para los niños, donde no se permite consumir comida chatarra, ni escuchar reguetón y no hay celulares. También, enseñan a través de la música y la lectura.
"Creamos nuestros propios contenidos musicales con letras que invitan al cuidado del planeta. Lejos del reguetón y de todos esos contenidos, buscamos que los niños canten con pasión. Que canten con amor para su piel. Esa es nuestra apuesta", explicó.
La creación de contenidos para la infancia los ha hecho tener diferentes logros como una nominación al premio BBVA por procesos de lectura y escritura. Además de presentarse en el Congreso de IBBY en Cuba, socializando los procesos de Museo del Cuento y Club de Lectores.
"También hemos sido nominados dos veces al premio constructores de país por El Espectador y la Unión Europea. Ganamos un premio Santillana en el 2017 por innovación en los procesos educativos y, sobre todo, por el proyecto institucional", resaltó.
Su profesión es su principal motor, pero también cuenta con el apoyo de su esposo Germán, quien es ilustrador, y con el que trabaja en la creación de literatura infantil. Ya cuentan con cinco libros.
"Él ha sido un complemento perfecto para este trabajo y tengo una familia muy linda, grande, y con muchas hermanas que apoyan este trabajo. Mis sobrinos han estudiado acá, mi familia está muy cerca y realmente son un apoyo", mencionó.
Natalia recomendó a otros docentes, gozarse la profesión y reconocer el potencial que tienen de transformar la realidad, no solo de sus estudiantes, sino que también de la ciudad y el mundo.
"Hagamos esto con pasión, con convicción y con entrega. Seguramente estamos sembrando una semilla que será una cosecha hermosa para nuestra ciudad y para nuestro departamento", concluyó.
