En Interlaken de Ibagué, los huecos son tan hondos como el abandono institucional
08 de mayo de 2025

En Interlaken de Ibagué, los huecos son tan hondos como el abandono institucional

Cuando llueve, Ibagué deja de ser como Chengdú y se parece más a Venecia.

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Escrito por: Sergio Andrés Quintero Morales
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En el barrio Interlaken de Ibagué, la calle 19 entre carreras Sexta y Octava parece más una trampa que una vía. Con cada aguacero, los cráteres que se extienden a lo largo del corredor desaparecen bajo el agua y se convierten en un peligro para conductores, peatones y comerciantes.

Y aunque la alcaldesa Johana Aranda insista en que Ibagué se parece a Chengdú, en este sector la comparación que hacen los vecinos es con Venecia: los huecos están tan llenos de agua sucia que algunos dicen que falta poco para que empiecen a circular góndolas.

La denuncia es reiterada y los testimonios son contundentes. César Ortiz, uno de los habitantes del sector, explicó que la problemática comenzó hace tres o cuatro años, cuando el IBAL empezó a intervenir la red de acueducto con mangueras frágiles que se revientan por el paso constante de vehículos pesados. Tras cada reparación, los huecos quedan abiertos.

 

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“Los señores del IBAL vienen, rompen, arreglan y dejan el hueco. Así de simple. Luego la gente llena eso con escombros, se tapa la alcantarilla, llueve, se vuelve a inundar, y otra vez lo mismo”, relató con frustración.

En efecto, la falta de intervención oportuna y adecuada de la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (IBAL) ha convertido esta vía en un foco de accidentes, contaminación y perjuicios económicos para los negocios del sector.

Catalina Sarmiento, propietaria del restaurante San José, ubicado en la calle 19 con carrera Séptima, contó que hay un hueco justo frente a su establecimiento que lleva más de un año sin ser reparado.

“Los clientes nos dicen que ya tenemos piscina, que falta es cambiarle el agua negra. Algunos hasta bromean diciendo que tienen que venir en barco. Pero esto no es un chiste: hay zancudos, hay malos olores, y los accidentes son constantes”, afirmó.

La situación es tan crítica que los vehículos deben esquivar el hueco invadiendo otros carriles, lo cual pone en riesgo a motociclistas y peatones. Además, la clientela evita la zona por el mal estado de la vía, afectando directamente la economía del restaurante.

Leonardo González, otro residente del barrio, subrayó la dimensión del problema: “Esto no es solo un tema de infraestructura, también es un asunto de salud pública. Hay zancudos, hay riesgo de fiebre amarilla. Ya llevamos dos años con esto y nadie hace nada”.

Los testimonios coinciden en que la administración municipal ha hecho oídos sordos, a pesar de múltiples denuncias. El abandono institucional es evidente y la falta de respuesta por parte del IBAL alimenta la indignación ciudadana.

Mientras la Alcaldía de Ibagué se esmera en comparaciones internacionales para maquillar su gestión, sectores como Interlaken se hunden —literalmente— en el deterioro, la desidia y el olvido.

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