Emblemáticos restaurantes y cafés del centro de Ibagué se declaran en bancarrota por la crisis del COVID-19
La crisis económica generada por la pandemia del COVID-19 sigue provocando el cierre de emblemáticos restaurantes y cafés del centro de la ciudad que hasta hace poco eran los más frecuentados por los ibaguereños.
Esta vez, el turno le correspondió al reconocido restaurante de carnes El Chuletón, que decidió cerrar sus puertas de manera definitiva después de estar en servicio por más de 14 años.
Orlando Muñoz Urueña, propietario del establecimiento ubicado diagonal al edificio El Escorial, manifiesta con dolor que tuvo que despedir a cinco empleados porque sus ventas por domicilio no alcanzaron ni para pagar los servicios públicos.
“La crisis me afectó mucho porque nosotros vivimos del día, si no producimos no podemos pagar arriendo, servicios ni mucho menos empleados. Nos tocó cerrar porque no había de otra. Los domicilios no alcanzaron ni para pagar la luz y el gas”, expresó Muñoz visiblemente afectado.
Sin embargo, el empresario no descarta empezar de nuevo en un futuro cercano aprovechando que ha logrado fidelizar a sus comensales por más de una década.
“En un futuro esperamos volver, no sabemos cuándo, pero tenemos la intención. Por ahora toca esperar a que esto pase e ir pensando de qué vamos a vivir los próximos meses”, concluyó.
Café Planadas también cerró
Otro de los icónicos lugares que también clausuró sus operaciones tras la llegada del nuevo coronavirus, fue el Café Monteblanco, mejor conocido como Café Planadas, ubicado justo al frente de la Plaza de Bolívar.
“La historia de nuestro café llega a su fin. Nos vamos, pero queremos darles las gracias a todos por estos 12 años en donde nos acompañaron, nos visitaron y disfrutaron de nuestros productos. Empezaremos la historia en otro lugar”, indicó Yenny Katherine Rodríguez, propietaria del lugar.
De igual manera, reveló que una de las razones más fuertes que la motivó a cerrar temporalmente su ‘nanoempresa’ fue la disminución de ventas que no alcanzó a llegar ni siquiera al 1 % de lo que despachaban normalmente.
“Hicimos un análisis de costos fijos y vimos que la mejor decisión era cerrar. A pesar que el café estaba atendiendo público desde el 18 de marzo, seguimos vendiendo, pero no fue suficiente para pagar el funcionamiento”, lamentó Yenny.
Aunque la crisis de la pandemia dejó atrás una historia de 12 años y seis personas sin trabajo, esta empresaria, oriunda del municipio de Planadas, continúa comercializando su café del sur del departamento a través de WhatsApp con la esperanza de retomar sus proyectos pronto.
“Es muy duro que después de haber posicionado nuestro café y tener buenos momentos, nos haya pasado esto, sin embargo, seguimos adelante comercializando nuestros productos y planeando nuevas cosas para el futuro”, puntualizó la caficultora.