El viacrucis de los habitantes de Ibagué: falta de agua, huecos e inseguridad
17 de abril de 2025

El viacrucis de los habitantes de Ibagué: falta de agua, huecos e inseguridad

Mientras la Alcaldía promociona a Ibagué en el extranjero, los ciudadanos enfrentan una ciudad rota y desbordada por los problemas cotidianos.

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Escrito por: Yeison Andrés López Castañeda
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En plena Semana Santa, mientras la Administración Municipal busca posicionar a Ibagué como una ciudad de oportunidades ante escenarios internacionales, sus habitantes viven su propio viacrucis: desabastecimiento de agua potable, calles en ruinas e inseguridad rampante.

En varios barrios de la ciudad, abrir la llave y no encontrar ni una gota de agua se ha vuelto una escena común. Sectores como El Salado, Ricaurte, Jordán, Ambalá y parte de la comuna 8 reportan suspensiones reiteradas del servicio, muchas veces sin previo aviso. El IBAL justifica los cortes con trabajos de mantenimiento y modernización, pero en la práctica los ciudadanos padecen una prestación intermitente, deficiente y sin garantías.

“Cada semana hay un problema nuevo con el acueducto. Vemos aguas negras rebosando por las calles, y en la casa no hay agua para bañarse ni cocinar. Eso sí, la factura sí llega puntual”, expresó Sebastián Poveda, habitante de Ibagué.

 

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El estado de la malla vial no ofrece mejor panorama. La carrera Quinta, la Sexta, la avenida Ambalá y la vía a El Salado se han convertido en terrenos minados por huecos, zanjas mal reparadas y baches que representan un riesgo constante para motociclistas y conductores.

“Es increíble cómo están acabadas las vías. Ya ni parece la Capital Musical, sino la Capital de los Huecos. No nos llamamos Ibagué, sino Ibahuecos”, ironizó Katherine Soto, ciudadana afectada por un accidente menor al caer en un cráter sin señalización.

Como si fuera poco, la inseguridad se ha colado hasta en los rincones más cotidianos. Robos a plena luz del día, atracos con arma blanca y hurtos en el transporte público se han vuelto parte del paisaje urbano. La sensación de desprotección va en aumento y la respuesta institucional parece quedarse corta.

“Uno ya no puede ni salir con tranquilidad. A cualquier hora lo atracan, lo amenazan o le rapan el celular. Es vivir con miedo”, relató Mariela Ariza.

El espacio público tampoco se salva del deterioro. Las calles del centro de la ciudad están invadidas por ventas informales sin control, afectando la movilidad peatonal y agudizando el caos urbano.

“En la tarde esto es imposible. No se puede caminar por las aceras, los vendedores lo ocupan todo y nadie regula nada”, denunció Carlos Bejarano, comerciante del centro.

Todo esto ocurre mientras la alcaldesa Johana Aranda participa en eventos internacionales como la Conferencia de Ciudades Hermanas en Chengdú, China, promoviendo a Ibagué como una ciudad innovadora, cultural y con proyección global. Sin embargo, la brecha entre ese discurso y la realidad en las calles genera un creciente malestar.

La ciudadanía exige acciones concretas, no anuncios ni giras. En esta Semana Mayor, más que mensajes de fe, los ibaguereños esperan gestión y soluciones de fondo. Porque mientras se proyecta una ciudad de futuro hacia el mundo, en casa, en la ciudad real, “reina el olvido”.

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