Edwin Alberto Torres y el peso de sostener 135 kilos de hábitos no saludables
Sedentarismo, exceso de comida no saludable, horarios no establecidos de alimentación y una pandemia, llevaron a que el médico ibaguereño Edwin Alberto Torres aumentara significativamente de peso hasta llegar a padecer obesidad mórbida. Su familia, su profesión y una intervención médica alivianaron su carga y le quitaron de encima 56 kilos.
Torres García nació en 1979 en la capital musical de Colombia. Desde muy pequeño su papá lo llevó a Bogotá en donde estudió la primaria. A la edad de 10 años, regresó a su tierra natal para cursar el bachillerato en el colegio San Simón.
Tras culminar su educación secundaria se presentó a solucionar su situación militar. En el año 2006 ingresó como soldado al Batallón Jaime Rooke de Ibagué. De allí, salió decidido a cumplir su sueño de niño de estudiar medicina.
“Básicamente decidí estudiar medicina por un deseo propio. Desde muy pequeño uno siempre juega al papá y la mamá, pero con mi hermana, la de la mitad, que tenemos una diferencia de tres años, jugamos al cuento de la enfermera y el médico. Mi hermana actualmente es enfermera de la Universidad del Tolima y a mí se me dio la oportunidad de estudiar medicina en esa misma alma máter”, relató.
Al iniciar su vida universitaria empezó a cambiar sus hábitos. Se convirtió en un hombre sedentario. “Creo que el principal pecado que cometí fue comprarme una moto. Eso me impidió hacer ejercicio y caminar”, precisó.
A eso se sumó que cambió su alimentación y comenzó a comer más de lo establecido. “Entré a hacer el internado rotatorio en el Hospital Federico Lleras Acosta y yo prácticamente permanecía en el hospital y eso hacía que yo comiera mal y empecé a ganar, peso muy rápidamente”, indicó.
Al culminar su pregrado en el año 2014 ya tenía sobrepeso. Pero, él hizo caso omiso a los mensajes que enviaba su cuerpo y continúo en el mundo de la comida rápida y la gaseosa. Siete años después, el profesional con especialización en medicina interna llegó a su peso límite de 135 kilos.
“Pasamos la época de pandemia y me doy cuenta que mis niveles de colesterol, triglicéridos, ácido úrico estaban elevados y ya presentaba una obesidad mórbida. Me separo de mi esposa, encuentro una nueva compañera de vida y tengo un hijo hermoso que necesitaba que lo llevara a caminar, que lo sacara al parque, que estuviera lleno de energía y me doy cuenta que yo no era ese papá que él requería”, contó.
Es por eso, que en su cabeza empezó a madurar la idea de hacer un alto en el camino y tomar la decisión de realizarse un procedimiento médico quirúrgico para mejorar su calidad de vida y su condición cardiometabólica.
“Yo mismo decía: por qué le tengo que dar consejos a los pacientes de que bajen de peso, hagan dieta, cuando yo mismo estoy en sobrepeso u obesidad”, expresó.
Afrontar su realidad no fue tarea fácil, pero encontró en su compañera sentimental un apoyo para tomar la decisión de realizarse un baipás gástrico. Con su cirujano Mauricio Poveda decidieron que era mejor esta intervención, ya que la manga gástrica no lo iba a llevar a cumplir su meta de perder peso de manera sostenida.
En un tiempo de 14 meses logró bajar 56 kilos. “Fue un trabajo arduo y constante. Obliga que el paciente esté muy enfocado en sus objetivos, que las metas sean claras, y que siempre esté acompañado y tenga supervisión de nutrición”, explicó.
El médico contó que se siente como un hombre renovado. Actualmente tiene una buena actividad física, a tal punto que ya hace media maratón, va al gimnasio y monta bicicleta.
“Mi vida cambió para bien y por eso, es que yo apoyo los grupos quirúrgicos que existen en el departamento, con las evaluaciones prequirúrgicas con sobrepeso y obesidad mórbida. Yo soy una prueba que esta es una buena medida para mejorar la calidad de los pacientes”, puntualizó.
El médico explicó que su cirugía fue realizada de forma particular, ya que en el sistema de salud actual existen muchas dificultades para que las personas puedan acceder a ellas de forma gratuita. No obstante, señaló que es una inversión que vale la pena, cada centavo le devolvió la energía que había perdido.
Torres García, quien trabaja en unidades de cuidados intensivos en la Clínica Tolima, Sharon, Asotrauma y en el Hospital Federico Lleras Acosta recomendó a los pacientes con obesidad mórbida vincularse a un programa de cuidado crónico, en donde encontrarán apoyo de psicología y nutrición para quitarse de encima el peso que les impide tener una buena calidad de vida.