Abandonada, sin empleados e inoperante se encuentra la USI de Picaleña, una de las “grandes obras” que promociona el alcalde Hurtado
El alcalde Andrés Hurtado lleva dos meses publicitando, en todos los discursos y en cuanta entrevista radial concede, una de sus “grandes obras”: la construcción del “Hospital de Picaleña”.
Para decir verdad, ni es un hospital, pues se trata de una sencilla unidad intermedia de salud, ni está funcionando.
Un equipo de EL OLFATO se desplazó hasta el centro asistencial, inaugurado hace dos meses, con bombos y platillos, y pudo comprobar que la USI de Picaleña está abandonada, no hay ningún funcionario trabajando allí y ni siquiera hay vigilantes que custodien la sede en la que se invirtieron $3.300 millones.
La promesa de Hurtado, cuando anunció la construcción de esta obra, era que: “beneficiaría a cerca de 60.000 habitantes de la comuna Nueve, contaría con los servicios de medicina general, consulta odontológica y de enfermería, vacunación, urgencias, laboratorio clínico, sala de interpretación de radiografías, además de un área exclusiva para pacientes con enfermedad respiratoria aguda”.
Luego, el día de la pomposa inauguración de la obra física, porque siempre supo que no tendría funcionalidad, dijo: “El sueño de muchos por fin lo hicimos REALIDAD. Con el recibimiento de las obras de la USI #Picaleña, demostramos que sí se puede planear, ejecutar y culminar un proyecto, pero en especial, el compromiso que tenemos con la salud de #Ibagué, para beneficiar a más de 70.000 personas de toda la comuna 9. No dejaremos de trabajar y de cumplirle a esta ciudad”.
No solo sumó 10.000 supuestos beneficiarios. También engañó al público asistente al afirmar que fue una obra planificada.
“El alcalde Andrés Hurtado se preocupó solo por adjudicar el contrato de la obra, por más de $3.000 millones, pero, parece que no había interés en prestarle un servicio a la comunidad, solo al contratista favorecido con el negocio”, dijo un exfuncionario de la Unidad de Salud de Ibagué, quien prefirió no ser identificado, pues siempre fue crítico de este tipo de ejecuciones.
“Es una unidad que no se está utilizando, no le ve utilidad por ningún lado. No sé con qué fin la hicieron, si la hicieron como de adorno, para que la dejen ahí”, comentó una de las vecinas del sector.
La USI de Picaleña necesita de más de $1.500 millones de pesos para dotarla de equipos informáticos y biomédicos, recursos que, por ahora, no se han conseguido.