Sobreviví a más de 40 síntomas con la enfermedad de los implantes mamarios: periodista de Ibagué
“Empecé a tener daño cognitivo, pérdida de memoria, dislexia, no podía leer textos o palabras porque pues realmente no las entendía, todo lo veía completamente distorsionado. Tenía problemas de respiración, disnea del sueño, es decir, se me olvidaba respirar cuando estaba dormida”, narró Diana María Castillo, una periodista ibaguereña a quien una cirugía estética por poco le hace perder la vida.
Su testimonio es uno de miles que se encuentran ocultos detrás de mujeres, quienes -quizá- por desconocimiento o miedo, no han alzado sus voces ante esta terrible enfermedad.
“Todo comenzó en el 2001, a los 19 años, cuando me puse por primera vez lo implantes. Realmente todo empezó a tornarse mal cuando me descubrieron una contractura capsular, que es básicamente una tela o una especie como de recubrimiento que se forma alrededor de los implantes”, narró.
En ese momento, comenzó a experimentar dolores de cabeza y distintos malestares que no asoció en ningún momento con una enfermedad, pues ni siquiera había escuchado de una alguna vez.
“Lo que hicieron fue engrosarse muchísimo, generando muchísimo dolor. Por lo que me tuvieron que hacer el cambio de implantes dos veces. El último de ellos en 2012”, dijo.
Un año en el que todas las personas creían que se iba a acabar el mundo, tal vez hacía referencia al mundo de Diana, pues su vida empezó a deteriorarse como una flor que se marchita desde ese entonces.
“Ahí decidí cambiarme esos implantes por unos que son texturizados, los cuales ya han prohibido en muchos países, porque ellos son los que están asociados con el linfoma anaplásico de células gigantes o de células grandes”, explicó.
Su decisión ya estaba tomada. El cambio de los implantes empezó a surgir un efecto, pero no positivo, sino por el contrario, la acercaba cada día más a la muerte.
“A partir de ahí, mi salud cambió muchísimo, empeoré mucho más, me enfermé. Los dolores de cabeza eran insoportables, las migrañas eran supremamente fuertes. Empecé a tener daño cognitivo, pérdida de memoria, dislexia (…) Empecé a tener problemas de respiración, tenía disnea del sueño, por lo que se me olvidaba respirar cuando estaba dormida”, lamentó.
Y agregó: “Entonces a veces me daba mucho miedo de pronto morirme ahogada porque pues realmente no podía respirar por mis propios medios”.
De acuerdo con la mujer, de 39 años, tenía un alto nivel de intoxicación por los metales pesados que contienen los implantes: citotóxicos, neurotóxicos y carcinogénicos.
"Empecé a tener problemas de hipotiroidismo de Hashimoto, que es un hipotiroidismo autoinmune, el cual me generó problemas de sobrepeso, y muchos daños en mi cuerpo y en mis células", aseguró.
Luego de varios años luchando por entender un parte médico, que ni los mismos profesionales le daban, encontró una respuesta a su situación, eso sí, 19 años después.
"No había literatura en español en la que nos instruyeran a las mujeres acerca de esto. No se había hablado nunca porque es una enfermedad huérfana. Yo llegué por descarte, oré mucho y le pedí a Dios que me diera una luz", mencionó.
Y agregó: "llegué al diagnóstico porque empecé a buscar por internet, y descubrí Breast implant illness symptoms by Nicole (Síntomas de la enfermedad de los implantes mamarios), y ahí revisé videos que me ayudaron a informarme, porque las mujeres mismas me enseñaron qué pasaba".
Así fue como hasta el 2020 pudo realizarse la cirugía de explantación con el doctor César Edwin Martínez, con quien inició un tratamiento que, literalmente, le salvó la vida.
"Estoy eternamente agradecida con él porque me salvó de morir. Y ahora soy una de las administradoras de un grupo de Facebook, que es un grupo en español más grande del mundo que habla acerca de la enfermedad de implantes mamarios", señaló.
Dicen por ahí que la unión hace la fuerza y así lo ha demostrado Diana, quien junto a la actriz Angeline Moncayo y otras personas del mundo, han ayudado a otras mujeres a alzar sus voces y a enterarse de esta enfermedad. (Ver: “Menos tetas, más metas”: el mensaje de la actriz Angeline Moncayo, luego de su odisea por implantes mamarios)
"Mis implantes nunca se rompieron, porque eso fue lo que pensaron muchos médicos, de hecho aún los conservo perfectos. No estamos en contra de los médicos ni de la cirugía plástica ni de los fabricantes, lo único que queremos es que las mujeres lleguen a su cirugía de una manera consciente e informada", indicó.
Su intención es ayudar con su experiencia a otras mujeres que pueden estar pasando por una situación igual o similar a la suya.
"Quiero decirle a las mujeres que esto no vale la pena, que la salud no vale la pena arriesgarla por la parte estética. Debemos querernos y amarnos tal y como somos, porque la salud realmente no se recupera ni con todo el oro del mundo", concluyó.