Marcos y su emotiva historia con Kira, su compañera de viaje por Colombia
La lealtad no conoce los límites ni el tiempo ni la manera para desatar el amor cuando se enlaza con un corazón. De eso sabe muy bien Marcos Garcés, un malabarista que viaja por Colombia en compañía de su perrita Kira.
Ella es el amor de su vida, así la define él mismo, pues, desde el momento en el que la adoptó en Villavicencio, una fuerza inmensa los unió, algo así como un hilo rojo.
“Yo la adopté en la ciudad de Villavicencio, me la dieron en adopción por casualidad. Yo estaba trabajando en el semáforo y, por cosas del destino, me la dio una familia que tenía dinero”, contó a EL OLFATO.
Y añadió: “El señor me dijo: mijo, ¿usted en verdad la quiere? Y yo le dije: padre si usted me la regala yo me la llevo a viajar, y me dijo que en una hora me la entregaba. Y como a las tres horas pasó el señor y me dijo que fuera a la casa de ellos por la perrita”.
Desde entonces, Kira y Marcos han sido inseparables. Él la lleva a viajar por diferentes ciudades e incluso le paga pasaje en los buses para que tenga su propio asiento.
“Yo le pago su pasaje para viajar con ella (...) Yo le doy lo mejor. Está vacunada, desparasitada y ahorita en enero me toca ponerle otra vez el refuerzo de las vacunas. Mientras estoy ahorrando para comprarle el NexGard”, mencionó.
Garcés no tiene hijos ni esposa, pero define a la perrita como su única hija, por ello la consiente, la complace y le da libertades a donde sea que vayan.
“A mí a veces la gente me critica por tener a mi perrita ahí, pero le doy la libertad de que en las ciudades que voy, ella es suelta, solamente su pechera y su lacito cuando veo tráfico, pero para ella es su libertad”, aseveró.
“Ella es mi única hija. Pa’ arriba y pa’ abajo ando con ella. Es mi motor de vida y mi familia. Ando viajando con ella y la voy a llevar a que conozca a mi familia en Yopal, Casanare. Ella es de la puerta del Llano y yo soy de la capital del llanero”, añadió.
Lo que lo enamora de Kira a diario es su personalidad, según él, dramática.
“A mí me encantan las caras de drama que ella me hace. Para darle la comida hace cara de dramática. Es muy consentida, nerviosa, miedosa, pero para todos lados ella me acompaña”, narró con orgullo.
Marcos lleva trabajando en los semáforos desde hace seis años, todo con el fin de ahorrar para crear su propio negocio.
“Mi misión es viajar y conocer, pero también estoy ahorrando para montarme un negocio y tener lo mío. Me gusta el mundo del tatuaje y estoy ahorrando para comprarme todo lo del estudio, dándole hasta lograr el objetivo”, sostuvo.
Las adversidades no son el freno de mano que le impide salir adelante a este trabajador, pues “ningún marinero se hizo capitán en un mar en calma”, como dicen por ahí.
“Ando sin celular porque sonó pólvora y fue la primera vez que ella escuchó y salió corriendo, y yo dejé las cosas y no faltó el chistoso que estaba mirando y me dejó sin celular, pero bueno, esas no son penas hoy en día, lo importante es que estoy con ella”, afirmó.
Asimismo, narró que, por poco, ese día casi pierde a su “chica” por culpa de la pólvora, la cual huyó asustada y se refugió debajo de la cama.
“Me tocó meterme debajo de la cama con ella porque temblaba de miedo por la pólvora, casi le da un infarto”, lamentó.
Un reportero de esta redacción pudo apreciar el momento en el que, mientras realizaba la entrevista, comenzó a llover y el hombre inmediatamente buscó una valla publicitaria para cubrirla, haciéndole una especie de techo.
“Ella me ha cambiado la vida gracias a Dios. Estoy agradecido porque ella me llegó a la vida y siempre lo voy a decir: Nunca la voy a cambiar y siempre va a ser lo más bonito que tengo en la vida”, expresó.
Es así como Kira y Marcos pasan sus días: siendo la mejor compañía el uno para el otro, sin desatar el amor que enlaza sus corazones y que no conoce de límites ni tiempo, y mucho menos de la deslealtad.