Maicol Rocha, el ibaguereño que vio en la venta de quesos una oportunidad para salir adelante

Si no apuntas a un objetivo, nunca le atinarás. Esa es justamente la motivación de Maicol Rocha, un joven que encontró en los quesos su proyecto de vida.

Por lo menos dos de cada tres habitantes de Ibagué lo han visto, y si no se acuerda, le refresco la memoria: se ubica en el semáforo de la avenida Guabinal con calle 64, tiene en una de sus manos una sombrilla negra y en su hombro descuelga una nevera de icopor repleta de quesitos con bocadillo, o como él los llama, quesadillas. 

Personajes como Maicol se convierten en parte de nuestro paisaje diario, pero realmente alguna vez nos paramos a pensar en ¿quién es? ¿De dónde viene? ¿Cómo es su diario vivir? 

"Me presento: mi nombre es Maicol Rocha, tengo 26 años y nací aquí en Ibagué. Cuando tenía 17 años estaba estudiando y decidí cambiarme a la jornada de la noche, para terminar el bachillerato", contó. 

En ese momento, su vida se comenzó a alternar con la venta de quesos, pero ¿de dónde surgió su idea? La respuesta es aún más interesante. 

"Me parecía que los quesos son algo provocativo, algo que la gente mira y se antoja. Entonces yo pensé como: bueno, debo vender un producto que la gente mire y quiera comprarlo por pura curiosidad. Y se me ocurrió esto", explicó. 

El Maicol de ese momento nunca imaginó que ocho años después estaría parado justo en el mismo lugar físico donde inició, pero no en el mismo punto como emprendedor. 

"Empezamos vendiendo el queso con unos pedazos de veleño pequeñitos. Luego, me ingenié la presentación que tengo ahora: el queso grande, con el pedazo grande de veleño y en sus bolsitas, bien presentados", señaló. 

El queso es traído directamente de Roncesvalles, un municipio reconocido por sus deliciosos lácteos, algo que se ha evidenciado en la forma en la que las personas valoran sus productos.

"La gente me apoya y me distingue mucho. Tengo mucha clientela. Me va muy bien, de hecho vendo harto", indicó. 

Y no se equivoca. Por fortuna, el joven vende alrededor de 150 y 160 quesadillas cada día, de lunes a sábado, por un valor de $1.000. Sin embargo, los domingos las ventas se reducen a 60 o 70 porciones. 

"Lo más difícil ha sido lidiar con el genio de algunas personas. Porque a veces un conductor se detiene a comprarme y el de atrás me insulta y me trata mal", lamentó. 

No obstante, pese a esta dificultad, lo más gratificante para Rocha es ver su nevera vacía, pues para él eso significa que el esfuerzo diario vale la pena. 

"Yo me levanto tempranito, tipo 5:30 o 6:00 de la mañana. Día de por medio voy a la plaza a comprar los bocadillos y los plásticos. Luego, voy llegando a mi casa tipo 6:30 o 7:00", precisó. 

Una vez en su vivienda comienza a correr el cronómetro: "llego de una a arreglar los productos durante dos horas y después me voy a las 9:00 hasta la 1:00, ahí se acaba lo que organizo en la mañana". 

Vuelve de nuevo a su casa y arregla otras pocas quesadillas para continuar en su jornada de la tarde, la cual inicia a las 4:00 y termina a las 6:00. 

Sus proyecciones a futuro

Como la mayoría, Maicol también tiene aspiraciones. Eso sí, todas siguen rondando alrededor de sus quesos, esos que le dan para vivir. 

"Mi plan es llegar a montar un negocio con esto: un local, una salsamentaria o una distribuidora de quesos. Me estoy inclinando desde ya por el queso, porque yo también manejo queso campesino, criollo, doble crema, mozzarella, siete cueros, etc", mencionó. 

Y concluyó: "esto es lo mío. Quiero montar mi negocio a costillas de lo que hago y lo que he hecho la mayor parte de mi vida". 

Por ello, si desea contribuir a que este joven emprendedor alcance su meta, puede adquirir alguno de sus productos llamando al 318 890 7920 o ubicándolo en la avenida Guabinal con calle 64.