Lina Céspedes, la activista sorda que lucha por la inclusión en el Tolima
09 de marzo de 2025

Lina Céspedes, la activista sorda que lucha por la inclusión en el Tolima

Lina, una comunicadora social de 44 años, ejerce su profesión en Ibagué, donde trabaja por la inclusión y el acceso a la información de la comunidad sorda.

Autor
Escrito por: Natalia Reyes
Periodista
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Lina María Céspedes es una mujer sorda de 44 años, que ha dedicado su vida a luchar por los derechos de la comunidad sorda en Ibagué y el Tolima. Su historia es un ejemplo de resiliencia, valentía y liderazgo.

Nacida en Chaparral, Lina viene de una familia oyente, su condición de sordera se descubrió cuando tenía apenas seis meses. Sus padres, al notar que no reaccionaba ante ruidos fuertes, buscaron diagnóstico médico y, al confirmarse su condición, decidieron trasladarse a la capital tolimense en busca de mejores oportunidades.

“En Chaparral vivíamos en una finca y un día a causa de una explosión, mi familia se asustó y como yo era apenas una bebé, tuvieron miedo, pero oh sorpresa, que cuando me ven yo estaba tranquila, dormida, no me había pronto asustado, al contrario de mi hermano, que en ese momento sí se asustó. En ese momento, mi madre sospecha y hablan con mi papá y toman la decisión de ir al médico a confirmar y efectivamente, me hacen unos exámenes en donde determinan que soy una persona sorda”, expresó.

 

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Sin embargo, el camino no fue fácil. En su infancia, la educación para personas sordas era limitada y la enseñanza de la lengua de señas no estaba implementada en los colegios.

No fue fácil encontrar colegio para las personas sordas, no había en ese entonces, pero sí existían algunos profesionales, fonoaudiólogos, que hacían la terapia de lenguaje, como oralizar. Así que mi mamá acordó que fuéramos a un colegio, pero no se utilizaba en ese entonces la lengua de señas, sino que éramos orealizados. En el colegio también dijeron: la idea es que ustedes como familia se acostumbren a hablarle de frente de manera oralizada. Yo desconocía, más o menos tenía como ocho o nueve años, yo veía que mi familia hablaba y hablaba, y yo los miraba, pero no entendía nada”, manifestó.

Lina creció en un entorno de oralización y lectura de labios, lo que dificultó su comunicación con su familia y compañeros. No fue hasta que ingresó a un colegio para niños sordos que descubrió la lengua de señas.

“Fue una barrera en la parte de comunicación en mi familia, aunque siempre ellos han sido de mucho amor, compromiso, apoyo, pero en ese momento aprendí la oralidad y a leer labios, eso era lo que se hacía en ese entonces, así crecí, me escribieron en un colegio, en primaria, me gradué, pero siempre fue en instituciones de aulas regulares con oyentes porque no existía las leyes ni la lengua de señas, yo lo único que hacía era transcribir y copiar”, indicó.

Y añadió: “Cuando llego al colegio de niños sordos, veo que existe la lengua de señas y mi familia me decía, no, no, no, pero yo siempre continuaba aprendiendo la lengua de señas. Ese proceso fue muy beneficioso para mí, porque pude reforzar mi identidad como persona sorda, mi lengua, porque venía de un proceso de oralización y no conocía la comunidad sorda en ese momento. Entonces, aprendo eso, fue una satisfacción llegar a este colegio, a esta institución”, señaló.

A lo largo de su vida, Lina se ha dedicado a defender los derechos de la comunidad sorda, impulsada por la necesidad de equidad en educación y empleo. Su búsqueda de conocimiento la llevó a Bogotá, donde se capacitó en liderazgo y comenzó a trabajar activamente en organizaciones para la inclusión de personas sordas.

En la comunidad sorda buscamos el mismo objetivo, tenemos nuestra identidad, nuestra cultura, somos una comunidad minoritaria, usuarias de la lengua de señas, que también, buscamos los mismos beneficios, la parte laboral, la parte educativa. Entonces veíamos como la personas oyentes surgen, se desarrollan, pero la comunidad sorda no. En ese momento, yo siento la necesidad de empezar a trabajar, de buscar, y me voy a Bogotá, a diferentes encuentros, a fortalecerme como persona sorda, a crear esos conocimientos para yo poder incidir”, explicó.

“Siempre se ha visto que las mujeres como que entran en depresión, tienen situaciones de discriminación, es ahí en donde yo me enfoco y no es fácil este proceso, yo puedo hablar desde mi familia que he tenido el apoyo, pero no todas las personas sordas cuentan con el mismo apoyo de sus familias. Es ahí donde me surge esa necesidad de liderar con el objetivo de construir una vida mejor para las personas sordas, en pro defender sus derechos, de buscar satisfacer esas necesidades de la comunidad sorda”, agregó.

Junto a dos compañeras sordas, Lina decidió estudiar Comunicación Social, un reto en el que enfrentaron barreras comunicativas en un entorno de mayoría oyente, pero que lograron superar con esfuerzo y determinación.

“No ha sido fácil el acceso a la educación superior, fue un reto decidir qué carrera estudiábamos. ¿Psicología?, ¿diseño de modas? y dijimos no, debemos tener una formación en la que podamos acceder a la información y de una vez decidimos inscribirnos en la universidad para estudiar Comunicación Social. Fue un impacto también porque tres chicas sordas en un aula regular donde todos son oyentes, nuestros compañeros, pero fue una parte positiva en donde pudimos adaptarnos y hacer esa integralidad y lograr nuestras metas”, señaló.

Hoy, Lina ejerce su profesión desde la Secretaría de Educación, donde trabaja en la enseñanza y promoción de la lengua de señas, así como en la creación de espacios inclusivos para la comunidad sorda.

“Ya nosotros éramos pertenecíamos a la Asociación de Sordos del Tolima (ASORTOL) y gracias a un proyecto que presentamos a Ministerio de Cultura y desde ahí empezamos. En este momento, la carrera de Comunicación Social la ejerzo porque trabajo desde la secretaría de Educación, donde promulgo los diferentes programas, enseñamos la lengua de señas y diferentes temáticas que se pueden trabajar a partir de la lengua de señas y a través de la educación y la promulgación de información”,

Finalmente, Lina le envió un mensaje a las mujeres a recordar su valor, trabajar juntas por el bienestar común y participar activamente en distintos espacios, reafirmando que todas son importantes y capaces de alcanzar sus metas.

“Las mujeres tenemos la capacidad para asumir diferentes roles, en diferentes espacios, sabemos que anteriormente no podíamos, existían esos paradigmas, y hoy en día eso ha cambiado, hemos demostrado nuestra capacidad. Existen muchas mujeres oyentes líderes, y yo pienso, las mujeres sordas también debemos empoderarnos porque también hemos sido víctimas de discriminación, no se nos han dado las mismas oportunidades y es ahí donde me pongo la camiseta y digo: podemos impactar ante la sociedad y que las personas nos vean, que nos den ese conocimiento como comunidad de mujeres sordas en el ámbito laboral y que las mujeres también somos capaces de muchas cosas”, mencionó Lina.

Y concluyó: “No siento que sea un día no más que se deba celebrar, debe ser siempre, porque las mujeres somos un orgullo y somos una representación en la cual se debe celebrar todos los días. A todas las mujeres de Ibagué, del Tolima y en Colombia, nunca olviden que somos ejemplo, que es importante que todas trabajemos en pro del beneficio de todas, que somos excelentes en todas las participaciones que hacemos en el ámbito político, social, educativo, en todos los contextos, somos importantes, todas podemos”.

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