La historia de la voz que acompañó por tres décadas a los oyentes del Tolima
Después de 33 años de servicio en Caracol Radio, Jesús Ramírez Martínez se despide de los micrófonos, siendo uno de los locutores más importantes del Tolima.

Escrito por: Paula Núñez
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En 33 años de carrera, Jesús Ramírez, o “Chucho” como lo conocen en los pasillos de la radio, marcó un legado en la radio tolimense, llegando a todos los municipio y hasta siendo cupido de decenas de parejas tolimenses. Este locutor, oriundo del corregimiento de Herrera en Río Blanco, Tolima, acaba de pensionarse tras más de tres décadas de servicio continuo a los micrófonos.
Su carrera inició en 1992 en la emisora Radio Festival, una frecuencia AM dedicada a la música romántica. Allí conducía un programa de vallenato, y al poco tiempo fue vinculado como parte de la planta permanente.
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Poco después, Caracol Radio compró la emisora, junto con otras frecuencias de la Corporación Radial Colombiana, en una transacción que enfrentó directamente a dos gigantes de la radio nacional: RCN y Caracol.
“Estando ya de planta en Radio Festival, Caracol negoció esas ocho o nueve frecuencias a nivel nacional. Hubo un conflicto muy tremendo con RCN porque ambos querían las frecuencias en los tiempos de las cervecerías. El conflicto era tan fuerte que los que trabajamos en Caracol tomábamos Bavaria, y los de RCN tomaban Leona”, recordó.
La compra se cerró en una comida con doña Gloria, la madre de los dueños de la frecuencia. “Caracol les dijo: les doy el doble y le recibo la carga poblacional laboral. O sea, nos metieron como activos”, expresó.
Una vida hecha en la radio
Jesús Ramírez nació en el corregimiento de Herrera, en el municipio de Río Blanco. Su llegada a Ibagué fue esporádica durante la infancia, hasta que el destino lo llevó a Pasto, donde comenzó a familiarizarse con los sonidos radiales y compró su primera grabadora: una San Joe de onda AM.
“Allí comencé a trabajar y con mi primer sueldo me compré una grabadora y escuché a los locutores, gustándome este cuento de la radio”, contó.
Ese gusto se volvió vocación y luego oficio. Al llegar a Caracol Radio, vivió de primera mano la evolución de la tecnología: desde los casetes y cartuchos hasta los computadores y sistemas digitales de automatización.
“Yo conocí todos los procesos de la radio: el casete normal, después el mini DIS y luego las cartucheras. Los cartuchos eran como unas tableticas plásticas donde iban los comerciales”, explicó.
Ramírez fue parte del equipo fundador de Radio Reloj, hoy Bésame Ibagué. Junto a Hernán Gonzalo de la Calle y Jorge Castillo, hacían turnos de 24 horas. Los rotaban: de 6:00 de la mañana a 2:00 de la tarde, de 2:00 de la tarde a 10:00 de la noche y de 10:00 de la noche a 6:00 de la mañana. Su compromiso era tan grande que se quedaba con los ojos abiertos viendo girar el acetato en el tornamesa.
Pero más allá del componente técnico, Jesús Ramírez se convirtió en un puente entre la radio y la ruralidad. La señal de Radio Reloj llegaba con nitidez al sur del Tolima, donde miles de campesinos dependían de sus programas para comunicarse con sus familias, hacer pedidos y hasta enviar mensajes urgentes.
“El WhatsApp de hace 25 años era la radio. Por allí llegaban los mensajes: bájenme seis cabalgaduras a la fonda o a tal sitio, porque hasta ahí llegaba el carro. La gente antes escuchaba mucho más radio”, afirmó.
Su voz, cálida y familiar, fue muchas veces el único enlace entre veredas remotas y el mundo exterior. Jesús no solo ponía música o leía noticias. También “le consiguió marido a otros”, reconociendo el poder que tenía su micrófono en las relaciones humanas de la región.
En tiempos donde la información no llegaba por pantallas, sino por ondas AM, Jesús llamaba a las cabinas telefónicas de los pueblos para saber qué estaba pasando.
“Cuando había tomas guerrilleras, yo era el que llamaba a los teléfonos de los municipios, a todas las familias, a ver quién contestaba una llamada y nos contaba qué estaba haciendo la guerrilla”, aseguró.
Con 33 años de experiencia, Jesús Ramírez ha sido maestro, compañero, guía y confidente para muchos comunicadores que hoy lo reconocen como uno de los grandes referentes de la radio tolimense. Su trayectoria es también la historia de la radio local, esa que hoy resiste entre lo digital y lo análogo, pero que sigue siendo, para muchos, un espacio de compañía y comunidad.
La cabina ya no lo espera, pero su voz permanece en el recuerdo de quienes, desde Ibagué hasta los rincones más lejanos del Tolima, encontraron en él no solo a un locutor, sino a un amigo.
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