Farmacia Colony: 77 años de servicio a la salud de los tolimenses
Cuando Silvestre Arias Rico fundó en 1944 una farmacia, no se imaginó que se convertiría en un punto de referencia en la ciudad, y mucho menos que sería la farmacia que todos los ciudadanos escucharían al menos una vez en sus vidas: la Colony.
La Ibagué de los años 40 era pequeña, los médicos escaseaban y no existía todavía un sistema de salud. Por eso, un solo médico se repartía familias enteras, conocía sus dolencias y servía a domicilio en sus casas. El contexto no era fácil.
La industria farmacéutica nacional, aún insipiente, estaba enfocada en atender las necesidades de las grandes ciudades, de modo que las demás poblaciones debían arreglárselas como podían para el abastecimiento de tratamientos medicinales.
Así que en este entorno adverso, a partir de la preocupación de don Silvestre por la salud pública, nace la Farmacia Colony en la esquina de la calle 14 con carrera Primera.
“Él fue uno de los primeros farmaceutas que los médicos autorizaron para que aplicara penicilina en pacientes delicados”, recuerda Luz Miriam Arias, su hija.
Un emprendedor tolimense
Don Silvestre migró desde la vereda Chipuelo, en el Guamo, en busca de su propio destino en la ciudad de Ibagué.
Desde muy joven, estuvo atado al mundo de la ciencia medicinal. Trabajó como enfermero y la contabilidad llamó su atención. “Era un lector ávido, con vocación para el servicio y encima comerciante”, dice su hija, al hacer memoria.
Entonces encontró la oportunidad perfecta para poner en práctica todo aquello que había aprendido y decidió fundar su propia farmacia en 1944.
Primero pensó en nombrarla Farmacia Colón, pero un negocio ya se encontraba registrado con este nombre en la Cámara de Comercio. Por tal motivo, se inclinó por agregarle una “y” para distinguirla, y porque, según él, sonaba más elegante.
Como farmaceuta, se interesó por las propiedades medicinales de las plantas y otros elementos de la naturaleza. Como investigador, aprendió de médicos que fabricaban sus propias medicinas con fórmulas de farmacopeas (libros que recopilan recetas medicinales).
Alrededor de estos manuales, don Silvestre fundó la Colony. Allí pasó su vida creando fórmulas curativas y descubrió un mundo de posibilidades, desarrollando algunos productos emblemáticos de excelente calidad, que hacen parte de su legado.
Uno de ellos es la pomada antiescaras, que trata la piel lastimada y las irritaciones en pacientes con estancias prolongadas en cama. También está la loción para hongos o la crema antipañalitis, que con los años se han ido perfeccionado y hoy en día siguen disponibles bajo el aval de la química farmacéutica Alba María Bonilla.
77 años después
A día de hoy la farmacia Colony cuenta con alrededor de 50 fórmulas, repartidas en medicinas magistrales (dispensadas según prescripción médica) y oficinales (preparadas por farmaceutas).
Además en su portafolio incluye productos químicos y naturales, cosméticos, insumos de aseo, materias primas para alimentos y agricultura, medicamentos de marca y genéricos, materiales para piscinas, entre otros.
En este mes de julio, mucho tiempo después de su nacimiento, la farmacia dice con creatividad “cumplimos 77 años y no nos duele nada, ni siquiera los descuentos”.
Por eso, la Colony ofrecerá durante todo el mes, en sus dos sucursales de la ciudad, una serie de rebajas en productos seleccionados, como cremas, vitaminas, champús, colágeno hidrolizado y, por supuesto, productos de la casa, autoría de don Silvestre Arias Rico.