El padre Fernando Aguirre, uno de los sacerdotes más queridos de Ibagué
Conocido por su servicio a la comunidad y su sermón de perdón, serenidad, amor y buena comunión, Fernando Aguirre ha impactado muchas vidas en el transcurso de su trayectoria ministerial en Ibagué. Hoy es el rector del colegio Tolimense.
El padre Aguirre ha podido compartir la palabra de Dios en distintas instituciones educativas, barrios y comunidades. Estuvo diez años como capellán en la Universidad de Ibagué, un año en el Colegio Eucarístico, y en distintas parroquias.
Desde el año 1998, inició su carrera sacerdotal después de decidir seguir el llamado de Dios, al pasar su adolescencia como monaguillo en la parroquia del Barrio Ricaurte.
Aunque más que una decisión, Fernando considera que su vinculación con la iglesia es una gracia que Dios le ha concedido porque le permitió vivir de su fe y compartir la experiencia de Dios con los niños y los jóvenes.
“El testimonio de los sacerdotes que me acompañaron en mi infancia también ayudó muchísimo a descubrir lo que era ser un verdadero sacerdote y cómo intentar llegar a serlo yo también”, contó.
Él encontró el apoyo y guía en el señor Rubén Salazar, Monseñor Exelino Díaz y Monseñor Arnulfo Pinilla
Para él, el sacerdocio ha sido una bendición muy grande por parte de Dios, debido a que le ha permitido servir a la iglesia y anunciar la palabra. En el transcurso de su carrera ha trabajado con niños, jóvenes y adolescentes.
“El trabajo con los jóvenes ha sido una constante a lo largo de mi ministerio sacerdotal. Es bonito que hoy en día conservo amigos y jóvenes que fueron monaguillos cuando yo estaba en las primeras parroquias y eso me parece una experiencia muy bonita”, resaltó.
Trabajo por la comunidad
En su tiempo como rector del colegio Tolimense ha trabajado con una comunidad que considera con una gracia muy especial y una posibilidad que Dios le ha dado para anunciar el mensaje del evangelio: los jóvenes.
“Puedo anunciarles sobre la buena nueva de Jesús, y que encuentren en él la razón para vivir de su gozo, esperanza, anhelos y su deseo de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios”, resaltó.
“Aquí compartimos con más de mil niños, adolescentes y jóvenes, desde muchas perspectivas, a través del diálogo, de la cercanía, a través de la predicación de la palabra, a través de escucharles en sus necesidades, en sus dificultades”, agregó.
Una parte importante de su tiempo lo dedica a escuchar a los jóvenes y descubrir a través del diálogo sus expectativas, sueños, anhelos, y asimismo, ayudarlos a conocer que desde la experiencia de Dios y pueden fortalecer esos sueños y anhelos.
Para el padre, trabajar con la comunidad es uno de los elementos más importantes de su labor sacerdotal.
“Este año he llegado a tener la oportunidad de acompañar diversas comunidades, como: el barrio Ancón, en la parroquia San Cayetano; en el barrio Gaitán, en la parroquia San José Obrero”, aseguró.
De la misma manera, estuvo en el barrio Santa Elena, en la parroquia San Judas Tadeo, y más recientemente en el barrio de la novena etapa del Jordán, en la parroquia San Bonifacio.
Esto le ha permitido acompañar diversos estilos, ambientes, comunidades, cada una con sus características. Pero, resalta la forma en que se le ha posibilitado vivir experiencias maravillosas de cercanía, cariño y gratitud como sacerdote.