Durante siete años, trabajadores de una gasolinera le han brindado hogar a una perrita sin techo en Ibagué
Hablar de un amor tangible es casi imposible, pero los trabajadores de una gasolinera en Ibagué lo han resignificado con una perrita que, sin esperarlo, encontró en ellos su lugar en el mundo.
No sé si fue el destino o la casualidad, pero, estando en una estación de gasolina, ella se llama 'Candela'. Curioso, ¿no?
Más de siete años meneando su colita a los trabajadores, administrativos y clientes, le hicieron ganar su espacio: una cama con doble cobija, justo al lado del surtidor de combustible, y comida ilimitada.
"Ella lleva aquí más de siete años. Ha compartido con todos desde ese tiempo, es la consentida. Llegó aquí y aquí se quedó", dijo uno de los trabajadores.
Si se preguntan por el estado de salud de 'Candelita', habitando entre vehículos que entran y salen de la estación, déjenme romperles el corazón, pero solo por unos segundos.
"Hace un tiempo atrás, un carro atropelló a la perrita y le fracturó la patica. Por fortuna, la empresa donó casi $2 millones para la cirugía", narró el empleado.
Su recuperación, como en muchos otros casos, fue lenta y segura. Eso sí, comiéndose su pollito sin sal y su buena porción de arroz, pues los alimentos nunca le faltan.
"Entre todos aportamos para darle la comida. Sin embargo, hay una señora dueña de un parqueadero cercano, quien le da carne molida, arroz, pollo, mejor dicho, de todo", precisó.
Durmiendo con una cobija de lana y sintiendo el viento de la noche, 'Candela' también es la guardiana de la gasolinera, experiencia que se ve reflejada en las canas que florecen de su trompa y en la ausencia de sus dientes.
Durante más de siete años, una gasolinera de Ibagué ha sido el hogar de 'Candela', una perrita que es de todos, es de aquí.