De Colombia para el mundo: tamales tolimenses que conquistan paladares en Estados Unidos
Con un pequeño negocio ambulante de tamales tolimenses, Alejandro Martín comenzó a luchar por su propio sueño americano en Nueva York . Lo llamó ‘La Tamalería Colombiana’.
Solo mucho tiempo después, su empresa comenzó a distribuir en Nueva Jersey, Connecticut, Pensilvania, Staten Island, la Florida y Nueva York.
Sin embargo, antes del éxito, su emprendimiento nació por un problema: mientras se rebuscaba la vida como mesero en Estados Unidos, Alejandro notó que a otros colombianos les hacía falta este plato típico que les devolvía a su tierra natal. Entonces comenzó a prepararlos.
"Empezamos vendiendo entre cinco y diez tamales, cuando corríamos con suerte. Había días que no vendíamos nada", dijo en una entrevista concedida al diario El Espectador.
Y agregó: "Pero de un momento a otro nos disparamos, llegaron distribuidores de diferentes Estados que decían que querían vender los tamales de ‘La Tamalería’, y así empezamos a distribuir el producto”.
El ensayo y error para dar con la receta perfecta
Alejandro Martín tiene raíces tolimenses por parte de su mamá, y fue ella quien guió los inicios de esta empresa con una receta que fue perfeccionando en un proceso de ensayo y error. Alejandro preparó su primer tamal, con la ayuda de su mamá, a través de Skype.
“Nosotros fuimos puliendo la receta con el tiempo. Al principio nos quedaron sin consistencia, luego nos dimos cuenta de que eran claves algunos ingredientes y así nos aproximamos a la ‘exactitud’ de la receta”, manifestó.
En este proceso de aprendizaje, uno de los ingredientes más decisivos y difíciles de conseguir en Estados Unidos fue la hoja de plátano (que le da un sabor característico al plato y dentro de la cual se envuelve la masa de maíz).
“Al principio resultó muy difícil, porque sentía que el producto no era como en Colombia. Le faltaba el sabor, el toque original de esta preparación”, reconoció.
Y añadió: “en el caso de la hoja de plátano fue más difícil todavía porque las hojas que se consiguen aquí no son las mismas, pero luego de una búsqueda incansable logramos traerlas de Colombia, casi el 70% de ellas son traídas desde Cundinamarca y eso ha hecho que el tamal sea un boom”.
Con el tiempo, ‘La Tamalería Colombiana’ abrió su primera fábrica en Miami. Luego construyó una sucursal en Nueva York (en Queens) abrió un carrito de venta ambulante (Tamal Go).
“Hoy en día estamos hablando de 7.000 unidades de venta a la semana”, explicó Alejandro.
Incluso, la propuesta gastronómica se fue ampliando y ahora la carta incluye otros platos autóctonos.
“Tenemos tamales, lechona y envueltos. Tenemos un plato que se llama ‘tamalchón’, que es un tamal que se pone encima de la lechona y que se sirve en una tabla, su aspecto es como si fuera una especie de volcán. También están los envueltos rellenos con queso y bocadillo, y ya estamos integrando las picadas con chunchullo, papa criolla, morcilla y chorizo”, puntualizó.
De acuerdo con Alejandro Martín, ‘La Tamalería Colombiana’ es una empresa que genera más de 150 empleos a latinos y americanos, y es un éxito de ventas con facturaciones mensuales de más de 100.000 dólares.
De esta forma, su historia es también el testimonio de cómo se conquista un trozo de Estados Unidos, y sus paladares, a través de una propuesta criolla colombiana.