Desde hace varios años se viene hablando de una continua crisis que aqueja al Museo de Arte del Tolima (MAT). Se hace mención a una crisis financiera que dificulta el pago de personal, mejoras en infraestructura, y obstaculiza en general su buen funcionamiento.
Para la cultura nunca hay plata, y es la triste realidad. La razón es que no hay voluntad política, no se entiende su dimensión, ni su potencial en el fortalecimiento y cualificación de las relaciones sociales.
Lo paradójico es que en los planes de desarrollo de todas las administraciones son extensas las declaraciones a favor de la cultura como motor de la identidad, y los llamados reiterativos a que incentive nuestro sentido de pertenencia, fortalezca valores y la formación integral como seres humanos. La cultura, en los planes de desarrollo, nos va a salvar de todos los males.
No obstante, a la hora de designar recursos para fortalecer el sector, las acciones son pocas o inexistentes. Queda entonces la duda de si los tomadores de decisión conocen su plan de desarrollo, si lo toman en serio como hoja de ruta, o si se trata apenas de un requisito formal que de entrada no están dispuestos a asumir.
Los políticos tradicionales lo son entonces porque no comprenden la importancia de la cultura, la cual reducen a un cúmulo de obras, esculturas, pinturas, o festividades sin ningún significado.
Existe un cortocircuito entre las necesidades del sector, el hacedor de políticas públicas y el público que consume los productos culturales. Para romper este ciclo vicioso el MAT debe tomar el liderazgo y emprender una ruta de trabajo que permita una gestión de recursos autónoma que le evite depender del Estado.
El MAT debe ser un centro cultural dinámico, inclusivo, que promueva el diálogo, la tolerancia y el entendimiento mutuo. Las diferentes expresiones artísticas (fotografía, pintura, grafiti, música, danza, teatro, entre otras) deben poder converger en este escenario. La potencialidad que tiene es infinita, pero depende en gran medida del interés que tengan los entes gubernamentales para fomentar su sostenibilidad y la gestión que se haga desde su administración.
Por estas razones creo conveniente proponer algunas recomendaciones para su mejor funcionamiento:
- Se deben elaborar estrategias de cooperación con el sector privado del departamento y con organismos de cooperación multilateral y bilateral (Organización de Estados Iberoamericanos, UNESCO, British Council, Alliance Française, entre otros).
- Es necesario fortalecer la relación con el sector público, con entidades como el Ministerio de Cultura de Colombia, Cámara de Comercio de Ibagué y, por supuesto, la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima.
- Se requiere diseñar proyectos que puedan ser objeto de financiación: Cada año el Ministerio de Cultura por medio del Programa Estímulos abre convocatorias para el fortalecimiento de los museos. Valdría la pena revisar los proyectos que han sido presentado a estas convocatorias y las veces que ha sido el MAT beneficiario de estos recursos.
- Alternar la dirección del Museo por un periodo de 4 años. Para ello, se debe abrir una convocatoria pública y por méritos, designar el nuevo director (a) del Museo, cargo que debe ser pago por el Departamento.
- Construir una estrategia de comunicación: Es increíble que en pleno siglo XXI el MAT no tenga una página web, en donde se publique mensualmente la programación cultural, los informes anuales de su gestión presupuestal y se compartan contenidos de interés.
- Proponer iniciativas culturales que estimulen la movilización de público y alianzas con otros museos para ofrecer permanentemente exposiciones temporales.
Es cierto que el MAT necesita de una reinvención para continuar conservando y difundiendo el patrimonio artístico y visual del departamento. Sin embargo, no puede seguir siendo una entidad aislada, inaccesible y desconocida para gran parte de la comunidad ibaguereña. El cambio es necesario, y para ello se requiere del apoyo del sector público, privado, la academia, la junta directiva de la entidad, y todos los ciudadanos que conocen y se benefician del valor de las artes.
Si Ibagué es llamada la Capital Musical de Colombia debemos llevar por alto ese nombre y fortalecer espacios culturales como lo es el Museo de Arte del Tolima.