Somos testigos de un momento especial y sin precedentes en cuanto a liderazgos en la administración pública del Tolima se refiere. Primera vez que los tolimenses eligen por voto popular a una mujer como su gobernadora; es el caso de Adriana Magali Matiz.
De los 47 Municipios, hay que destacar que, en 9 de ellos, 19% del total, quedaron en cabeza de talentosas e inteligentes mujeres; es el caso de Ibagué -que por segunda vez en su historia elige a una mujer alcaldesa- con Johana Aranda; y de las mandatarias de los municipios de Flandes, Herveo, Líbano, Mariquita, Murillo, Natagaima, Santa Isabel y Suárez.
En este contexto tenemos que de 1.400.000 habitantes aproximadamente que tiene el Tolima, el 49% de los tolimenses está siendo dirigido por gobernantes mujeres en las alcaldías municipales, distribuidas ellas geográficamente por el norte, centro y sur del departamento.
Es importante resaltar, que el segundo cargo más importante del Departamento, como lo es la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, estará dirigida igualmente por una ejecutiva y brillante mujer, Olga Lucía Alfonso, reelegida recientemente por el consejo directivo de la autoridad ambiental para un segundo periodo consecutivo.
Tenemos los tolimenses todos, tanto hombres como mujeres, una responsabilidad compartida: rodearlas y acompañarlas, para que puedan ejercer sin distracciones sus mandatos legítimos que reivindican un género que durante siglos ha sido discriminado. Pero a ellas también les asiste un deber inexpugnable: el de trabajar unidas; en sintonía; coordinadas; al unísono y al compás.
La historia no les perdonaría que cometieran los mismos errores que tradicionalmente han cometido los hombres que han ocupado dichas dignidades, entre ellos priorizar sus programas con cálculo político y no con sensibilidad social. Ojalá tengan en cuenta tan ilustres damas la premisa de Winston Churchill: “Un político se transforma en estadista cuando piensa más en la próxima generación que en la próxima elección”.
Estoy seguro que la hipersensibilidad genética de quienes están dotadas de la bendición del alumbramiento, les permitirá responder con sentido de urgencia ante las demandas sociales de una ciudadanía cada vez más exigente.
Nuestras mujeres líderes, tienen la enorme responsabilidad de acertar y mostrar con resultados y altos índices de desempeño que si son respuesta asertiva en la solución de deudas sociales que por años se tienen con la gente.
Ojalá también, que como diría mi santa madre, dejen con los “crespos hechos” a todos aquellos que promueven el caos y la discordia. Como diría Alberto Plaza: “Basta de los que siembran el odio. Basta de los que empujan pa' 'trás”. Basta de los que están más preocupados de las próximas elecciones que de los genuinos problemas de la ciudad y del departamento.
Soy un convencido que el talento de Mujeres como Adriana Magali y Johana Aranda, por citar solo dos ejemplos, las podrá llevar en un futuro no muy lejano, a asumir altas dignidades gubernamentales nacionales como ministras o gerentes de organismos públicos de relevancia nacional; pero ese futuro estará predeterminado por las ejecuciones de este cuatrienio.
Invito a que nuestra gobernadora, nuestra alcaldesa de Ibagué, y las demás alcaldesas municipales, junto con la directora de Cortolima, armonicen sus planes, programas y proyectos institucionales de tal manera que unas y otras instituciones sean respuesta y apoyo para el crecimiento económico y social de los tolimenses y todos los territorios.
El Tolima las necesita unidas y haciendo equipo; las necesita dando ejemplo de unidad y trabajando de manera sincronizada pensando principalmente en la gente y atendiendo sus necesidades: esta es realmente la misión en el servicio público.