Ejercitarse es bueno, pero no en exceso
Con frecuencia se insiste en los beneficios de practicar regularmente algún ejercicio físico o deporte, especialmente como un hábito saludable que mejora aspectos cardiovasculares, osteomusculares y neuroendocrinos de quienes los practican.
El entrenamiento regular y dirigido produce adaptaciones fisiológicas que aumentan el rendimiento deportivo.
Sin embargo, debe tener en cuenta que realizar ejercicio sin llevar un proceso adecuado, para elevar la capacidad funcional de su organismo progresivamente y, llegar a una adaptación biológica resulta contraproducente para su salud.
Entre tanto, el sobreentrenamiento se presenta cuando se tiene una alta carga y volumen de ejercicio, el tiempo de recuperación no es óptimo o la alimentación es deficiente.
Además, hay alteraciones inmunológicas, bioquímicas y psicológicos que llevan a un alto riesgo de lesiones y eventos cardiovasculares.
Los síntomas más frecuentes, aunque no específicos, de una elevada carga de ejercicio incluyen un aumento de la frecuencia cardiaca en reposo y durante el ejercicio, dolor muscular intenso que no disminuye con el tiempo y fatiga constante.
También se experimentan cambios en el estado de ánimo que puede variar entre depresión y ansiedad, insomnio, falta de concentración, pérdida de peso, sueño no reparador, aumento en la incidencia de lesiones, así como una disminución del rendimiento deportivo, que se prolonga por más de dos meses.
En la actualidad, existen marcadores bioquímicos, pruebas hormonales y pruebas de función fisiológica de la frecuencia cardiaca que son útiles para definir el tipo de intervención que se realizará y saber si usted está sobrejeercitado.
Dentro de las consecuencias que se pueden tener, en niños, son las lesiones por en los cartílagos de crecimiento, que son especialmente vulnerables al estrés provocado por micro traumas. En niñas, retrasa su primera menstruación y en mujeres que ya tienen ciclo menstrual, las lleva a amenorrea, además pueden presentar alteración en la densidad mineral ósea y trastornos de alimentación.
Por otro lado, en personas mayores de 35 años aumenta el riesgo de muerte súbita durante prácticas deportivas intensas por cardiopatía isquémica; mientras que en menores de esa edad las causas más frecuentes de muerte súbita son miocardiopatía arritmogénica.
Finalmente, siempre se recomienda la utilidad y la pertinencia del uso de suplementos que mejoren el rendimiento, así como si existen trastornos de la alimentación. De igual manrea, visitar a un médico y un especialista en el hámbito del deporte.
*Con información de Colsanitas.