Durante estos cinco meses de confinamiento han sido muchos los cambios que han ocurrido en el país. Se podría empezar por hacer un listado de las cosas que más han afectado a los colombianos y en general al planeta, así se tendría una lista larga de cosas tales como: muertes, pérdida de empleos, incremento desmesurado de la corrupción, asesinatos de líderes sociales, aumento de la pobreza, desigualdad y de las asimetrías sociales.
En este momento de manera casi general todos de alguna u otra manera hemos tenido pérdidas personales de algún tipo, lo que nos lleva a indagarnos ¿cuáles son los pasos para para la recuperación? ¿se habrá aprendido algo en estos meses de confinamiento y encierro? ¿la economía debe seguir estando por encima de los seres humanos? ¿cómo se recupera una nación qué no invierte en sanidad, educación, en el campo y en seguridad alimentaria? ¿qué tipo de proyectos se deben gestar para la recuperación social? ¿qué tipo de sistema necesitamos para fortalecernos como sociedad?
Ha pasado una semana desde que se levantó la cuarentena en Colombia y se hace más visible y evidente el impacto del aislamiento en todo el territorio nacional.
Es necesario reflexionar acerca de cómo cada uno de nosotros podemos aportar en el proceso, empezando por el autocuidado, seguir los protocolos de bioseguridad pues el virus no se ha ido, debemos tener claro que ahora debemos convivir con él.
Por tanto, debemos pensarnos como humanos desde la compasión, la empatía, la cooperación y la solidaridad; podríamos recapacitar sobre la coyuntura actual y crear el hábito del consumo nacional, comprar al vecino, al amigo que tiene un emprendimiento, viajar o hacer turismo nacional, buscar redes de productores nacionales y cooperativas para comprarles; sin embargo, para la reactivación se hace necesario que sigamos protegiéndonos, el cuidado personal y del otro, revisar las disposiciones y requerimientos para ir de la ciudad al campo o a los lugares donde aún no ha llegado el virus.
Con lo anterior, se empieza a construir un país con rostro y dignidad humana; en palabras de Adela Cortina filósofa española, se deben generar oportunidades para todos con mayor inclusión, diversidad y multiculturalidad, recordando que somos seres sociales, nos construimos como individuos a través del otro, por medio de la interacción y las intersubjetividades, no de forma aislada.
Se hace entonces inevitable que todos desde nuestro quehacer aportemos, creamos y construyamos lazos de solidaridad y cooperación, según el objetivo 17 de desarrollo sostenible de Naciones Unidas “realizar alianzas mundiales y cooperación”, esto puede ser un eslabón para la reactivación del país y con ello propender por mejorar las condiciones sociales de todos, sobre todo aquellos que con la crisis han tenido un mayor impacto negativo; también se hace indispensable contar con los gobiernos locales, departamentales y nacional, para tejer los planes y programas de reactivación del país; pero no se nos puede olvidar que esta coyuntura hizo más evidente el grado de corrupción de los entes burocráticos del gobierno. Debemos propender por hacer uso de nuestra ciudadanía, ser veedores y apostar por la transparencia, la honestidad y el respeto por la inversión pública (hospitales, colegios, escuelas, alimento, medicamentos, infraestructura, etc.).
La apuesta que podríamos hacer todos es ser mejores personas, que esta crisis muestre de que estamos hechos, el respeto por las diferencias, dar lo mejor de sí mismos desde nuestra labor y nuestra ciudanía, aportando realmente para salir de la crisis, colaborar con el prójimo y con nuestras comunidades.
De acuerdo con Diógenes citado por Martha Nussbaum filósofa estadounidense cuando le preguntaban de donde era decía “soy ciudadano del mundo”, si recapacitamos en esto, podríamos vivir en un mundo sin fronteras y donde todos somos partes de él, un lugar donde todos cabemos y contribuyamos desde nuestra subjetividad para la construcción de las oportunidades de todos en el planeta, haciendo de éste un mundo más humano, respetuoso, donde todos tenemos cabida y logrando las simetrías necesarias para la convivencia.