Más de 1.500 recuerdos hechos canción: el hombre que ha coleccionado vinilos desde hace 50 años en Ibagué
Cuando los recuerdos se convierten en volcanes interiores, es mejor sentarse, escuchar buena musiquita y dejar que el cuerpo diga lo que las palabras no pueden. Así se construyeron más de 1.500 memorias hechas canción.
Tal vez la clave para ser un buen coleccionista sea atesorar, parte por parte y con paciencia, objetos que son más que eso, pues el todo no es solo la suma de sus partes. Y es que así lo ha hecho Jorge Parra desde hace 50 años.
“Empecé a coleccionar los vinilos cuando tenía la edad de 15 años. En ese tiempo, nos reuníamos los viejos amigos y hacíamos nuestras parrandas”, contó.
Y agregó: “cada ocho días nos juntábamos en una casa o en la otra para hacer rumbas. Eso era: los discos a un lado y el equipo al otro”.
Como un buen coleccionista, el primero de sus vinilos -en especial- lo conserva como una de las estrellas de ‘Nelson y sus estrellas’, literalmente.
“Toda la vida he tenido ese goce de la música y de tener toda estas colecciones. Realmente, solo empecé a coleccionarlos por pasión. Empecé con el disco de Nelson y sus estrellas”, relató.
“Luego seguí con Pastor López, Nelson Enrique. Después ya vino Willy Quintero, mano a mano entre Rodolfo Aicardi y Gustavo ‘el loco’ Quintero y los 14 cañonazos”, añadió.
Ron con Coca Cola y buena música eran los elementos infaltables en las reuniones de amigos, fiestas familiares, Navidad, año nuevo y hasta los bautizos.
“Cuando eran las fiestas en los 70 's duraba uno sus ocho días de parranda y todo era sano. Nos vestíamos en ese tiempo con bota campana y ‘orejas de perro’”, sostuvo.
Para poner a sonar sus vinilos, Jorge viajó en el tiempo, pues consiguió un radio de tubos de los años 50.
“Las parrandas las hacíamos con eso. Entonces, funcionaba partiendo de que en la medida en la que se iban calentando, el sonido iba saliendo. Para eso nos tocaba cargar con dos tubitos de repuesto, porque muchas veces se dañaban”, explicó.
Atesorar momentos a través de la música es lo que lo ha compuesto durante 65 años, tal y como se crea una gran canción, pues tiene una colección que ocupa la mitad de su casa, pero la totalidad de su vida.
“Hay más de 1500 discos de todos los géneros musicales habidos y por haber. Tengo de salsa, merengue, ranchera, villancicos, música colombiana, tropical, entre otros”, precisó.
Y es que, persona que se respete, como dicen por ahí, ha bailado alguna canción de Pastor López, Rodolfo Aicardi, Fruko y sus tesos, La Fania All Stars, Celia Cruz o el Joe Arroyo, con una mano en la frente y la otra en el pecho, con la escoba o con el amor de sus vidas.
“Hubo algunos discos que fueron difíciles de conseguir porque metían todas las canciones en el disco del año, entonces era como en uno solo. Pero, en total, todos son importantes para mí”, relató.
Cada vinilo es tan importante como los mismísimos momentos: todos lo transportan a un recuerdo, un lugar, una sensación, una persona, un olor y, sobre todo, a una época que solo podrá vivir a través de las canciones, su juventud.
“Todos los discos guardan una parte de mí. No tengo favoritos, porque la música en general ha sido todo para mí”, puntualizó.
Actualmente, los reproduce en un tocadiscos, un poco antiguo, pero que funciona a la perfección.
“Todos los discos son originales. Cuando los voy a colocar, los limpio con alcohol, que es un método de limpiar. Sin embargo, cuando está muy rayado lo lavo con jabón de lavar la loza”, dijo.
Y concluyó: “este es mi hogar. Aquí vienen mis amigos y las personas que quieren escuchar algún disco. Todos son bien recibidos”.
Al ritmo de las mejores melodías, Jorge Parra sonríe al mirar su colección de discos, esa que lo convierte en un coleccionista con más de 1.500 recuerdos hechos canción.