De los Alpes al Cañón del Combeima: la historia del influencer suizo que se enamoró de Ibagué
El amor es incondicional. Una premisa que ha mantenido enamorado de Ibagué a Michael Gerber, influencer suizo, pues a más de 9.000 kilómetros y cruzando por el casi interminable océano Atlántico desde su casa, encontró un hogar.
“Esto es algo que muchos colombianos no entienden, porque en Suiza los salarios son muy buenos, la economía es muy buena y yo estaba trabajando y estudiando allá. Tenía un buen sueldo, pero me faltaba algo”, dijo Gerber en entrevista con EL OLFATO.
¿Cómo llegó hasta Ibagué? Pues déjenme contarles un poco de su travesía por más de 40 países. Increíble, ¿no?
“Un día decidí irme a viajar y compré un ticket a Bangkok, en Tailandia. Me fui y luego viajé a más de 40 países hasta llegar a Medellín hace como dos años y medio. Mi objetivo era aprender español por unos meses y luego viajar”, contó.
Sin embargo, como un acto del destino o la casualidad, el COVID-19 lo dejó atrapado en la capital de Antioquia, pero eso no fue ningún sacrificio para él.
“Después de la cuarentena yo dije: en unos meses me voy. Pero me hice novio de una colombiana y me quedé otra vez. Aunque después lo dejamos, yo ya no me quise ir”, precisó.
Su exnovia lo trajo hasta Ibagué, pero la alegría de las personas, el clima, los paisajes y la buena comida lo hicieron quedarse.
“Yo no sabía nada de Ibagué, y me mudé aquí por ella, pero después de unos meses me di cuenta que es súper chevere y ahora no quiero irme de aquí, me gusta mucho”, expresó con alegría.
Y si a todas estas se preguntan si aprendió español, la respuesta es sí. Sin embargo, él difiere con lo que muchos creen: no es uno de los idiomas más difíciles de aprender.
“El español no es el idioma más difícil para aprenderlo, no me costó tanto. Pero lo que es difícil es que en cada ciudad usan palabras diferentes y te confundes. Yo he dicho cosas muy estúpidas a veces hablando español”, explicó.
Con cuatro idiomas en su cabeza y con el alemán como su lengua nativa, un punto importante en su aprendizaje del español es nada más y nada menos que: las groserías.
“Una palabra es gon*rrea y eso es una enfermedad. Y llegas a Colombia y es una expresión común. Dicen eso como en la calle y yo como: ¿por qué dicen eso? ¿Esa persona tiene esa enfermedad o qué? Esa era la palabra más rara para mí, pero ahora me gusta”, contó entre risas.
De blanco a negro y viceversa
Como en muchos casos sin matices, su vida en la ciudad se divide en: cosas que le gustan y otras que no.
“Lo que más me gusta es el clima, es súper chévere, hace calor, pero no tanto, y en la noche es como fresquito. Y la gente es súper amable, más si eres extranjero, la gente quiere mostrarte cosas, te trata bien”, dijo.
Y agregó: “también me gusta mucho la naturaleza que hay cerca, como el Parque de los Nevados, el Cañón del Combeima”.
Por otra parte, entre las cosas que no le gustan de la ciudad es -como a muchos- la falta de buena infraestructura en escenarios y la pésima malla vial.
“Hay muchos huecos. Y yo sé que es difícil taparlos todos, pero hay muchos. Yo hice un recorrido por toda Ibagué para encontrar los huecos tapados, porque yo he visto que el alcalde dice que están tapados, pero no”, denunció.
Asimismo, destacó que otro aspecto negativo de la ciudad es el criticado Aeropuerto Perales, pues solo recibe y despacha tres vuelos al día. Además de contar con pocas rutas.
“El aeropuerto es muy pequeño y es difícil para viajar. Eso para mí no es tan bueno porque me gusta viajar. Y si yo quiero ir a otro país me toca ir a Bogotá”, lamentó.
Del fondue de queso a los buñuelos de la plaza
Para nadie es un secreto que la gastronomía colombiana es exquisita. De hecho, como dice la famosa canción: Michael me lo confirmó.
“Soy vegetariano, pero me encantan las empanadas, son adictivas. También los buñuelos, pero los buñuelos rellenos”, aseveró.
Otro de sus placeres es el tamal vegetariano, no tan típico, pero sí una opción perfecta. “De aquí me gusta mucho el tamal, pues es un tamal vegetariano. Es muy rico”, dijo.
Así vive su vida el ‘suizo latino’, como se hace llamar en sus redes sociales, en las que tiene, en total, más de dos millones de seguidores: entre gozarse una buena comida o, simplemente, disfrutar un partido del Deportes Tolima en el Estadio Manuel Murillo Toro.
“Por la gente de aquí es que amo tanto la ciudad. Ibagué es una chimba, en serio. Cuando alguien ahora habla mal de Ibagué, yo me ofendo, yo ahora voy a defender Ibagué”, concluyó.
Desde Suiza hasta Colombia: así construye su historia en Ibagué un suizo enamorado del Cañón del Combeima.